Esto no es una telenovela de verdad. Los artistas no tienen nada que ver con el proyecto, sólo lo inspiran. Dedicada afectuosamente a tres guapos que son mi prototipo de hombre ideal que derrochan talento y belleza. Dos de ellos luchan por triunfar, uno de ellos (Jack Hexum) brilla eternamente ya que falleció en 1984, esta novela imaginaria pretende hacer viva su memoria más que nunca con todo respecto, afecto y admiración.
martes, 24 de mayo de 2011
Capitulo 6
Joaquín quiere decir sus últimas palabras antes de morir.
--No hables... –Rubén cariño y fraternal.
--debo hacerlo, no quiero morir con esto dentro. A Justo ya se lo dije pero sé que no me va a hacer caso. Necesito que tú me ayudes, sólo así podré descansar en paz.
Rubén es muy afectuoso con su hermano.
--No te agotes...
--tengo toda una eternidad para descansar, ahora necesito hablar.
Rubén lo mira triste y con dolor. No deja de acariciarlo con ternura.
--sabes que siempre fui un loco en cuanto a los hombres. Me burlé de ellos, no me importaron sus sentimientos y morir de sida puede ser el pago que merezco pero no
Justo…
Rubén llora, acaricia a su hermano con ternura. Le habla con la voz rota:
-- no digas eso.
--Me consta que he sido el único hombre en su vida y me acosté con él sabiendo que tenía sida por venganza.
Rubén no puede creer lo que oye pero no deja que se lo note.
--Estaba herido con la vida por mi enfermedad, sabes que nos han educado en el odio a los Montesinos, me enteré que era hijo del abuelo, él temía que fuera a reclamar parte de nuestro patrimonio... También quería hacer lo mismo a Thiago pero él no se dejó porque te ama a ti.
Rubén se quedó pálido por las palabras de su hermano. Casi no puede hablar.
--Thiago está enamorado de mí? No puede ser, él es...
Le parece tan horrible que no es capaz de decir nada.
--Si ya sé que es nuestro hermano pero él no lo sabe... el caso es que me enamoré de Justo y no quiero que muera. Acércate a él, cuídalo, que se haga la prueba del sida... Protégelos a los dos, Thiago también sufrirá mucho.
--Justo sabe qué..
Rubén está tan dolido, tan desconcertado por la situación que no es capaz de decir nada.
--Los lazos de sangre que nos unen no, me pareció demasiado pero no desvíes el tema, júrame que te harás cargo de él, que lo cuidarás.
--te lo juro.
Joaquín muere tranquilo en brazos de su hermano. Llorando sangre, Rubén sale de la recámara. Justo no se ha movido de la puerta.
--lo siento –dice con la voz rota a Justo — mi hermano murió.
Le duele el llanto amargo de Justo . Quiero abrazarlo pero Justo con cariño y dolor corre a abrazar a su amado muerto. Demetrio y Manuel quieren echarlo pero Rubén se enfrenta a ellos.
--¡Justo y Joaquín se amaron y Justo lo acompañará hasta el final¡
Rubén mira a su padre y a su abuelo.
--¡soy capaz de decir cosas que no van a gustar si lo molestan¡
Tanto el abuelo como el padre sienten la amenaza y no se atreven a decir nada. María Piedad no se opone a la presencia del Montesinos, sólo quiere llorar junto al cadáver de hijo.
El anciano patriarca y su hijo Demetrio sienten más vergüenza que dolor por la muerte del joven Joaquín víctima del sida. Ninguno de los dos ha ido al entierro. Este duro golpe ha resentido el cansado corazón del patriarca de la familia Don Manuel que siente que su fin esta cerca. El hombre se ha refugiado en su recámara de su hacienda La Poderosa que como su nombre indica es la más prospera del lugar. Su hijo Demetrio Manuel, muy preocupado, no se separa de su lado.
--Esto es más de lo que yo puedo aguantar. Mi nieto menor muerto de Sida.
--Un hijo cura, otro casado con una vieja, el otro maricón ... No sé que he hecho yo para merecer este castigo.
--Al menos Rubén hizo un buen matrimonio aunque no tendrá hijos. Mac es la salvación de nuestra familia, que bueno que no haya podido venir. No quiero que él escándalo lo salpique a él.
--La gente nos perderá el respecto. Nunca nadie atrevió a cuestionarnos y eso que sospechan de nuestras aventuras –Demetrio.
--que un hombre tenga hijos extramatrimoniales es normal y la gente no se lo tiene en cuenta pero esto si es una puñalada que no me esperaba y francamente no sé cómo vaya a reaccionar el pueblo.
Demetrio ve a su padre muy agitado y le pide que se calme. Teme que le pueda dar algo.
En la casa de la haciendo de los Montesinos está la esposa de Jose, Denise Insunsa de Montesinos que se burla de la tragedia de sus vecinos y no entiende porque dos de sus hijos han ido al entierro de Joaquín Manuel de La Colina. Victoria , la única hija del matrimonio, llega a la casa con el pequeño Danielito Manuel y pide a su madre que no se ría de algo tan triste como la muerte. Denise ignora a su hija y apapacha a su hijito.
--¿por qué no me quieres, mama? –llora Victoria .
Denise con brusquedad le dice:
--busca si hay algo de comer en esta mugrosa hacienda y no sigas hablando
babosadas.
La joven obedece con tristeza. Denise mira amargada a su alrededor y rabia dice para sí:
--Mira nada más cómo vives. De nada te ha servido que tus hijos varones lleven la sangre de los De La Colina. Nunca saldrás de este mugroso lugar.
En la más estricta intimidad es enterrado el menor de Los De La Colina. Varias personas lo siguen de lejos y chismean de los que están y los que no están.
La madre de Joaquín Manuel, María Piedad, está deshecha y se refugia en brazos de su hijo Rubén Manuel que llora desolado. El negro Sergio Manuel está detrás de ellos. El padre, recién llegado, que está oficiando la ceremonia es nada más que Cruz Manuel De La Colina, hermano del difunto, que aunque visiblemente emocionado cumple con sus obligaciones de sacerdote.
De lejos la gente va hablando.
--Casi nadie se ha atrevido a dar la cara, ¡qué escándalo¡
--Y miren al negrito. Sí María piedad De La Colina supiera que el hijo que ha criado como a uno más es hijo de su esposo y de una sirvienta negra.
--la madre murió en el parto, ¿no?
--Sí y la pobre de Piedad se lo llevó a la casa y lo crió como a uno más. Como al primogénito que nació pocos días después.
--Es que ya lo dicen que la esposa es siempre la última en enterarse de las cosas.
Luego las chismosas del pueblo centran sus miradas hacia un joven que asiste al entierro en un segundo plano.
--¡¡ha venido…¡ ¡¡ha venido¡ --dice una.
Todos miran a ese joven rubio de unos 20 años que se mantiene en un segundo plano. Es guapo y se ve aristócrata. Aunque Los de La Colina tienen mucho dinero, este chico tiene además clase.
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