martes, 31 de mayo de 2011

Capitulo 79



Esther grita a su madre, Diego la defiende.
--No te pongas así, Esther, mamá pueda hacer lo que quiera.
A la joven lo que más le duele es que Rubén sea humillado de esa manera. Le duele la cara de Rubén que no sabe a dónde debe ir. Justo a su lado apoyándolo. Esther lo tiene claro, sabe del lado de quien debe ponerse.
--¡se van de mi casa¡
Constitución no puede creer lo que oye:
--¡no puedes echarme de mi casa¡
--¡Esta casa es sólo mía, mi papá me la dejó a mi. Tú perdiste los derechos de usufructo al volver a casarte¡ --Esther.
--Si nos ponemos en ese plan yo soy la presidenta de la empresa en la que trabajas tú y que está manteniendo a Rubén… --Constitución.
--¡Yo soy tan accionista como tú y Diego no se pondrá en mi contra¡ --Esther.
Diego mira a su madre. No quiere tener que elegir entre su madre y su hermana.
--mejor nos vamos en un hotel. En dos días Gerard y yo volvemos a Europa --Diego.
--¡pues yo me vengo contigo…¡ --Constitución.
Gerard le guiña el ojo y la mujer se derrite. Rubén no da crédito a lo que está pasando.




Denise y Mac se encuentran en el río.
--tenía tantas ganas de verte –dice Denise.
Denise lo abraza con desesperación. A Mac le gusta le efusividad de ella. Es muy cariñoso con ella.
--yo estaría siempre contigo, ya lo sabes.
Se besan ardientemente. Tanto Mac como Denise pasan las horas deseando encontrarse. Ella le pone las manos en las mejillas:
--créeme que mis únicos momentos del día son cuando estoy contigo.
Mac ama a esa mujer y no soporta tener que conformarse con ratitos a escondidas.
--Nada nos impide vivir juntos, olvidarnos de todo.
Ella es muy cariñosa con él. Le encanta acariciarlo, abrazarlo.
--¿olvidas que tienes una esposa, un hijo que cuidar?
--Victoria ya está embarazada, su hijo será mi heredero. No tengo que volver a verla, ya no la he vuelto a tocar y no estaré nunca más con ella. Victoria que se quede en mi casa hasta que nazca mi hijo y nos divorciemos pero tú y yo podemos vivir juntos.
Y cada vez la idea de olvidarse de todo e irse con Mac la atrae más pero ha sido demasiados años ambicionando La Poderosa y ahora que su hija es la nuera de Don Demetrio y la madre de su nieto no quiere irse. Para no seguir hablando del tema, se desnuda. Sabe que Mac la ama y la desea. Mac se olvida de todo. Se desnuda con ella. Se besan, se abrazan. Se bañan en el río. Hacen el amor. Quedan un rato desnudos tumbados sobre la hierba. Ella con la cabeza en el torso desnudo de él. A ambos les encanta estar así. Saben que es peligroso, que en cualquier momento alguien puede descubrirlos pero cuando están juntos el resto del mundo no les importa.
--¿Como van las cosas en tu casa?
--pues muy tristes todo. Danielito echa mucho de menos a sus hermanos. No entiende bien lo que pasa.
--¿y tu marido? No se ve enfermo.
Mac tiene dudas respecto a la próxima muerte de Jose pero no se atreve a manifestarlas.
--me da mucha pena hablar de esas cosas. Jose está muy enfermo, pero todo se lleva por dentro. No tiene síntomas pero a la que nos demos cuentas me habré quedado viuda.
Mac no se atreve a seguir preguntando porque le hace sentir muy culpable estar deseando la muerte de otra persona. Se levanta. Está muy triste.
--bueno, como siempre ya cada uno por su lado ¿no?
Es un reproche. Denise se levanta y lo abraza.
--tenme paciencia.
Mac la besa, es muy apasionado.
--te esperaré siempre.
Se visten sin dejar de mirarse, de besarse. A ambos les encanta el cuerpo desnudo del otro. A Denise le pone muy cachonda ver como Mac mete sus bellos genitales en el calzoncillos, como luego se pone los jeans. Se sube la cremallera, se los abrocha. Aún sin la camisa lo abraza, acaricia el fornido torso desnudo de él. Están un largo rato así. Luego cada uno sigue su camino. Mac va con la camisa en la mano. Sonriendo enamorado. Feliz por un nuevo encuentro con Denise pero triste porque no están juntos.


Por su lado, Rubén no ha salido de su habitación. Justo está con él. Esther entra en la habitación.
--¿nos dejas a solas?
Justo se va y Esther se sienta en la cama. Quisiera abrazarlo, acariciarlo pero no se atreve ni a rozarle la mano.
--¿cómo te sientes?
--como una basura.
A Rubén le duele descubrir que su matrimonio es una farsa, que su esposa nunca lo amó.
--¿¿qué voy a hacer con mi vida ahora?
--Pues esta es tu casa.
--pero no puedo permitir que tú me mantengas.
Ella es muy cariñosa con él.
--estás enfermo, hasta que no puedas volver a trabajar pues no veo por qué no.
--¡en serio no vas a abortar?
--¿tú quieres que aborte?
--No, me dolería mucho. Este hijo es lo único que me da motivos para vivir, pero no puede obligarte a que lo tengas…
--tu hijo nacerá. Mi madre va a renunciar a él así que será nuestro hijo.
Rubén le pone la mano en el vientre. Ella se estremece.
--sólo te puede decir una cosa… --Rubén decaído-- gracias.
Ella no las necesita. Lleva a su hijo en su vientre y eso para ella es lo más grande. Es toda una bendición. Él le habla de una manera casi fraternal y a ella le duele saber que jamás tendrá el amor de ese hombre.
--perdona por todo el lío en el que te hemos metido. Te encuentras con las molestias de un embarazo y para nada pero es mi responsabilidad aunque ahora mismo no puedo ni cuidar de mi.
--Son nuestra responsabilidad.
Él tiene la mano en el vientre de ella. Esther le toma la mano. Se siente feliz, lo siente como si se estuvieran besando.
--es mi hijo, yo cuidaré de él. De ti.
Ella lo mira a los ojos.
--No es justo que te sacrifiques más. Además no sabes cuántos sean finalmente. De momento…
Ella le pone la mano en los labios para callarlo:
--Son mis hijos, tus hijos. Es una bendición para mi…
--pero –balbucea él.
Y Esther al fin le dice lo que lleva tanto tiempo callando:
--Te amo, hice esto porque te amo. Tener a tus hijos dentro de mi es un sueño. No renunciaría a esto por nada del mundo.
Rubén se ha quedado en shock.

Capitulo 78


Rubén siente que un puñal le ha atravesado el alma. Estaba seguro que su esposa estaba tan enamorada de él como él lo está de ella. Jamás se imaginó una traición de ese tipo. Nunca pensó encontrarse a su esposa acostándose con otro y en su propia cama de matrimonio. En ese momento es consciente de lo que nunca quiso, que sólo estaba con ella porque es joven y guapo. Es muy grande el dolor que siente. Rubén no reacciona. Su amada se está acostando con un chico de la edad de Rubén al que acaba de conocer. Rubén jamás imaginó una traición semejante y más que su esposa tuviera el poco respeto hacia él de hacerlo en la que ha sido su cama de matrimonio. Constitución, en brazos del joven y guapo futbolista, se siente en el paraíso. Gerard siente la respiración acelerada de Rubén. Gira su rostro. Se queda pálido, para.
--¿¿qué haces? ¡¡no pares¡ --jadea ella clavando sus uñas en la espalda del joven.
Gerard está algo asustado. Se ha dejado llevar por sus hormonas, le ha excitado acostarse con la madre de su amigo con éste y con el marido a pocos metros pero no pensaba en ser descubierto. Constitución está disfrutando demasiado de ese polvo que le está echando como para renunciar a él.
--¡ni se te ocurra parar¡ ¡clávamela hasta el fondo¡
Él había parado pero su gorda y gran herramienta seguía en el interior de la mujer, es ella la que se mueve para sentirla. Eso hace sentir más humillado a Rubén, le duele que su esposa lo ignore de esa manera. Rubén mira lloroso a su esposa:
--¿Por qué? –habla con un hilo de voz.
Constitución ha vivido momentos de mucho placer con Rubén pero ahora tiene un nuevo juguete al que quiere aprovechar. Rubén es un lastre para ella del que se quiere deshacer. Es muy brusca con él.
--Vete y cierra la puerta, nuestro matrimonio ha acabado¡
Rubén se siente más herido que nunca. Esther se ha enterado de todo. Rubén está paralizado por el dolor, Esther entra en la habitación. Mira con reproche a su madre y se lleva al chico. A Esther le preocupa que esto que acaba de ocurrir hunda a aún más a su amado. Lo sostiene entre sus brazos porque casi no puede caminar. Esther mira triste a Rubén pero no sabe que decirle. Él prefiero el apoyo de Justo. Se aparta de la joven y entra el dormitorio del chico. Justo está de pie, en calzoncillos. Sabe qué ha pasado algo pero no se ha atrevido a salir.
--pasó algo horrible –Rubén deshecho.
A Justo le duele el dolor de su amigo-sobrino. Lo abraza con mucho cariño. Rubén llora en sus brazos.




Rubén no puede dormir en toda la noche. Él y Justo se quedan despiertos. Apenas se dicen nada pero están juntos.
--gracias por estar a mi lado.
Justo y Rubén se tratan como hermanos.
--te lo debo.
Rubén mira la hora.
--Me imagino que Constitución ya debe estar despierta…
Rubén tiene muy mala cara.
--Es mejor que no te vea así, date una ducha –Justo señala su baño—te sentirás mejor.
Rubén se levanta. Se desnuda ante Justo sin problemas.
--Yo voy a tu cuarto a buscarte algo de ropa.
Rubén no dice nada pero va desnudo hacia la ducha. El agua y el jabón cayendo sobre su desnudo cuerpo lo va relajando. No puede evitar que se le escapen las lágrimas. Justo se acerca a él. Lleva la ropa en la mano. La deja en una silla. Se acerca a él que tiene los cristales abiertos.
--Tienes que estar bien. Sé que es duro un divorcio pero tienes que aclarar muchas cosas con ella.
Rubén sale de la ducha totalmente desnudo. Se siente perdido.
--No sé que voy a hacer, ¡yo la amaba¡ ¡¡estamos esperando un hijo¡
Justo siente lo que le está pasando.
--Mereces ser feliz, estoy seguro que la vida te tiene preparado algo bueno.
El desnudo Rubén abraza a Justo con mucho cariño.
--que bueno que te quedaste, ahora te necesito más que nunca.
Justo acaricia el rostro de Rubén muy fraternal.
--tranquilo, todo se arreglará.
Justo y Rubén son tío y sobrino y además tienen en común a Joaquín a quien los dos, uno como amante y otro como novio quisieron mucho, y el dolor por lo ocurrido de Thiago.
--mira como te puse –dice Rubén que ha mojado a Justo.
Justo le sonríe.
--Tranquilo, igual me tengo que duchar.
Rubén se seca mientras Justo se desnuda y se da una ducha rápida. Rubén se queda a su lado. Justo le va hablando para distraerlo. Se visten los dos juntos. Salen al rato abrazados por los hombros. A Rubén le duele mucho ver a Gerard saliendo del dormitorio de su esposa en calzoncillos. Rubén lo mira con rabia, Gerard le sonríe burlón. Entra en la habitación de Diego, sin tocar. Se lo encuentra desnudo pero tienen confianza.
--tenemos que hablar.
Diego sabe que ha pasado la noche con su madre.
--No tienes nada que decirme, si me madre se quiere divertir contigo que lo haga.
Gerard en bóxers, Diego desnudos. Los dos se abrazan amistosos.



Rubén entra en la habitación de su esposa que ha despertado feliz. Pone mala cara al ver a su esposo.
--¿¿qué haces aquí?
--soy tu esposo.
--¡hoy mismo llamo a mi abogado y te pongo demanda de divorcio¡
--así tan de pronto, se te acabó el amor?
Constitución mira a su esposo hiriente:
--¿pero tú te has mirado? ¿¡crees que una mujer como yo puede verte como algo más que un muñeco hinchable?¡ ¡no quiero cargar con un enfermo¡
Rubén se derrumba, Justo y Esther entran en la habitación para apoyar al chico. Justo lo abraza. Esther sólo tiene reproches para su madre.
--¡no te metas en mi vida, me cansé de Rubén¡ ¡¡no quiero verlo más¡ --Constitución.
Con un hilo de voz, Rubén le dice a su esposa:
--Pero estamos esperando un hijo.
Constitución lo que quiere es divertirse con su nuevo juguete sexual. No quiere tener responsabilidades. Es muy frívola.
--Mi hija y tú estáis esperando un hijo. ¡¡Ese bebé es mi nieto, es vuestra responsabilidad, no la vida¡
--pero no es justo para ella –Rubén triste.
--por eso lo mejor es abortar –Constitución.
A Rubén le dolería mucho pero entiende que Esther lo haga, ella se niega.
--¡yo no pienso abortar¡ --Esther.
--¡pues dalo en adopción, quédatelo… haz lo que quieras con tu bebé, los bebés¡yo me divorcio de Rubén y ese bebé es vuestra responsabilidad¡
Esther se enoja con su madre. Diego sale de su cuarto en bóxers para calmar a su hermana. A Diego no le molesta lo de Gerard porque le gusta que Rubén quede fuera de la vida de su madre. Mira a su hermana cómplice y le susurra:
--ahora es tu oportunidad.
Ella está sofocada. Rubén es libre y ella espera un hijo de él.

Capitulo 77

Denise siente que se saca un peso de encima cuando su esposo le dice que Justo se queda con Rubén. No ha querido preguntar. No sabe que su hijo se está tratando. Está segura que morirá pronto y se alegra que lo haga lejos, que no tenga que verlo. Hay distancia entre el matrimonio porque el uno no perdona que el otro haya desvelado sus secretos pero igual siguen con su farsa por Danielito.
--pero no tiene sentido que compartamos cama –dice ella—ya que queda libre el cuarto de los chicos tú te quedas ahí.
A Jose le parece bien. A él tampoco le apetece dormir con su esposa.


1 semana después… Justo y Rubén hablan en la piscina de la mansión. Los dos en bañador aunque no se bañan. Toman el sol. Están muy tristes pero la compañía del uno hace bien al otro.
--parece que a mi amigo Axel le gustas.
Justo no tiene ganas de enamorarse.
--Huirá cuando sepa que tengo sida.
--No, yo le conté y bueno pues es una enfermedad más. El sida si uno se trata como lo estás haciendo tú hoy en día no significa muerte y Axel lo sabe. Es un buen chico.
--aún es muy pronto, llevo a tu hermano en mi corazón. Además tu amigo es demasiado loco.
--si, eso sí.
Justo quiere cambiar de tema así que pregunta a Rubén.
--¿no van bien las cosas son tu esposa? La veo cada noche salir de tu cuarto furiosa.
Rubén quisiera borrar la tristeza de su vida, ser el de antes pero es algo que no puede.
--No sé qué me pasa con Constitución. Yo quiero que las cosas sean como antes pero no puedo.
Ambos hablan de una manera muy fraternal. Se ven como si fueran hermanos. Por edad podrían serlo aunque sea tío y sobrino en realidad.
--¿No la amas?
--Mucho, pero cada vez que vamos a hacer el amor pues me viene a la mente tu hermano y no puedo… Desde que ocurrió aquello sólo lo hicimos una vez, fue por la alegría de saber que voy a ser papá…
--pues aférrate a tu hijo.
--Lo intento por no es fácil, tú sabes porque nuestro hermano se mató.
Es un tema que hace daño a los dos y ninguno quiere hablar de ello. Rubén ve que Axel está llegando al jardín. Justo no lo ha visto aún.
--voy a buscar algo para beber.
Justo se queda tumbado al sol. Con los ojos cerrados. Rubén le guiña el ojo a Axel que sonríe excitado al ver el torso desnudo de Justo. El chico le gusta mucho. Se acerca a él. Justo nota la sombra.
--¿ya llegaste, Rubén?
--No soy Rubén.
Justo se levanta.
--¿¿qué haces aquí?
--Soy amigo de Rubén, ya lo sabes.
--¡pues él está dentro…¡ --enojado.
Justo iba a irse pero Axel le agarra de la mano.
--¿porqué no vamos a tomar algo?
Justo se suelta. Se muestra brusco.
--¡porque no¡
Axel es cariñoso con él.
--pero debe haber un motivo. No sé, ¿tan mal te caigo?
Justo se lleva las manos a la cabeza.
--¿porqué no me dejas en paz?


Cuando Rubén entra en la sala, se encuentra a Esther muy contenta. Tienen visita. Es su hermano Diego que llega con un amigo. Rubén se acerca a él.
--hombre, Diego, ¡que sorpresa¡
A Diego nunca le gustó eso que el esposo de su madre fuera más joven que él. Se muestra algo frío.
--¿qué tal?
Encajan sus manos pero de una manera fría. Esther está muy contenta.
--¿mamá sabía que venías?
--No, le quise dar una sorpresa.
Esther va gritando. Baja Constitución.
--¿¿qué son esos gritos?
La mujer se vuelve loca de contenta al ver a su hijo. Con él está un chico joven. Muy guapo. Es tan guapo o más que Rubén. Está muy bueno. Constitución pensó que no encontraría alguien que pudiera compararse en belleza a Rubén y se alegra estar equivocada. Se olvida de su hijo y se acerca al joven.
--¿y él quien es?
El chico se muestra coqueto con la mujer.
--él es Gerard, somos compañeros de equipo.
Rubén está demasiado triste y no se da cuenta de nada pero a Esther le molesta mucho el descaro de su madre.


En el jardín, Justo no acepta a Axel.
--tengo sida así que no te molestes.
--¿crees que eso es un impedimento para que a alguien le puedas gustar?
Justo es muy brusco pero Axel se muestra cariñoso. Le gusta Justo en serio.
--¿te acostarías con un sidoso? –Justo.
--con un sidoso no pero contigo sí, usando condón claro.
--Pues lo siento… a mi no me apetece.
--No busco un revolcón, me gustaría ser tu amigo.
--gracias, ya tengo muchos amigos… --dice entrando en la casa molesto.
A Axel le gusta mucho Justo, Rubén vuelve al jardín.
--¿qué pasó con Justo?.
--Lo de siempre.
--¿y qué vas a hacer?
--Insistir, que acepte a tomar algo conmigo ni que sea por cansancio. Estoy seguro que a la que demos el primer paso lo conquistaré rápido.
Los amigos sonríen cómplices.
--un amor le iría bien.
Y Axel sonríe ilusionado. Está dispuesto a ayudarlo. Es un compromiso que ha adquirido.
--Justo volverá a ser feliz.
Y Rubén así lo desea.

Cae la noche, Rubén espera una vez más que llegue su esposa. Una noche más él no podrá cumplirle y ella se enojará. Por un lado le tranquiliza que ella no venga a buscarlo. Del otro le duele. Él la ama y no quiere perderla. Así que va a él a buscarla. Entra en la habitación. Se queda helado al ver a su esposa teniendo sexo puro y duro con el joven amigo de Diego. Con Gerard.
--¡que polvo… que polvo¡ ¡¡el tiempo que hacía que no me echaban un buen polvo¡ --grita ella clavando la uñas en la espalda de su amante.
Rubén se ha quedado de piedra. No da crédito a lo que ve.

*colaboración especial de Gerard Piqué.




Capitulo 76


Justo y Rubén hablan muy fraternalmente en un rincón de la sala seguidos por las intensas miradas que Axel le lanza a Justo.
--Dime la verdad, ten confianza en mi. Creo que he demostrado que puedes confiar en mí. A no ser que no quieras estar conmigo por…
Justo no le deja seguir:
--¡no hay ningún motivo por el que no quiera estar contigo¡ Yo ya lo sé todo, sé que soy hijo de tu abuelo.
--¿y qué sientes? Pues pena por mi padre, rabia hacia mi madre. No sé qué pensar sobre Joaquín, prefiero no pensar en eso.
--¿y a mí no me guardas rencor?
Los dos se tratan con mucho cariño.
--¿y a mí no me guardas rencor?
--para nada.
--quédate aunque sea unos días. Nos consolaremos juntos…
--Si te soy sincero no soportaría tener que volver al pueblo, en esa casa, en ese cuarto sin él. Ver a mi madre.
Rubén sonríe con tristeza. Pone sus manos en los hombros de su tío.
--pues está decidido, diré que te preparen un cuarto cerca del mío. Desde hoy esta es tu casa. Te puedes quedar todo el tiempo que quieras. A mí me hará muy bien.
Mirada de complicidad entre Axel y Rubén. Jose entra en ese momento.
--¿nos vamos?
Rubén tiene abrazado a Justo por los hombros.
--Justo se queda conmigo. Le vendrá bien un cambio de aires.
Jose se queda triste. Justo se acerca a Jose.
--No es por ti pero necesito alejarme.
--que sola se está quedando la casa.
Padre e hijo se abrazan con cariño. Jose comprende a su hijo.
--sé que con Rubén estarás bien.
Rubén y Justo se miran. Se abrazan por los hombros.
--cuidaremos el uno del otro –Rubén.
Salen fuera juntos. Cuando Jose se ha ido, Axel mira a Justo.
--ya es momento que nos presentemos. Soy Axel, el mejor amigo de Rubén.
Justo no tiene ganas de presentaciones pero extiende su mano para no quedar mal con Rubén. Axel le da dos besos.
--¡no, si yo también soy gay¡
A Justo no le gusta la personalidad tan avasalladora del chico. Mira a Rubén:
--¿y mi cuarto?
Esther se mete para demostrar que apoya a Rubén:
--Yo te enseño la casa para que elijas el que más te guste.
Rubén se queda atrás con Axel. Hablan flojito.
--No seas tan obvio. Además hay algo importante que te quiero comentar de Justo.
--pues nos tomamos una copa y me cuentas.


Cuando Constitución llega a la casa, le sorprende ver a Rubén cambiándose de habitación.
--¿¿qué es esto?
--Supongo que me entiendes, no puedo dormir en esta habitación después de lo que pasó. Espero que tú vengas conmigo.
--Pero es que tiene unas vistas estupendas.
--No puedo quedarme, espero que me entiendas.
Constitución se encierra en la nueva habitación. Se muestra ardiente.
--te perdono si hacemos el amor como me lo hacías antes –dice Constitución tratando de desnudar a su joven y guapo esposo y tirándolo en la cama. Rubén se aparta de ella.
--¡estás loca… estoy de luto¡
Constitución no puede creer que de nuevo su esposo la rechace.
--¡ese niño no era nada tuyo¡
A Rubén le duele la frialdad de su esposa.
--¡era mi hermano¡
--Eso no le consta a nadie –dice Constitución que vendería su alma por un buen polvo con su esposo.
--¡Thiago era mi hermano y Justo es mi tío y el hermano pequeño de éstos es mi sobrino¡ ¡¡Esto está confirmado¡
--¡eso a mí no me importa¡ ¡¡yo quiero hacer el amor contigo¡
Constitución parece dispuesta a violar a su esposo. Lo tira sobre la cama y trata de arrancarle los pantalones. Rubén se aparta de ella, protegiéndose su ropa con desesperación.
--¡estás loca¡ ¡¡¿qué crees que estás haciendo?
Sí, está loca pero de deseo por él. No soporta volver a lo de antes. El único polvo que han tenido en estos meses no ha sido muy bueno y ella no soporta que de nuevo su esposo la rechace.
--¡Mira que si no me das lo que busca esto se acaba¡
A Rubén le dolería perder a su esposa. Se levanta de la cama.
--No digas eso, voy a creer que te casaste conmigo sólo por tener sexo.
Y eso mismo es pero Constitución no se lo quiere decir para no romper el matrimonio, quiere estar segura que Rubén no volverá a ser el de siempre antes de tomar una decisión tan drástica.
--¡yo sólo quiero que hagamos el amor¡ ¡¡es la mayor obligación de los esposo¡
--¡pero hoy no puedo¡
--¡pues mañana sin falta¡
Rubén se siente muy triste y lo que menos le apetece es tener sexo.
--espera unos días.
Eso no se lo toma bien Constitución.
--¡A mí no me vas a volver a dejar a dieta¡ ¡¡no voy a permitir que de nuevo seas impotente y no me puedas cumplir¡
A Rubén le duele que su esposa no lo comprenda, que piense en el sexo y no en su dolor.
--¿es que no me puedes tener paciencia?
--¿¿¡más?¡ --reclama Constitución molesta.
--lo siento pero no puedo. El sexo no es algo tan importante yo…
Constitución lo corta, para ella el sexo es lo más importante y no soporta el rechazo de su esposo.
--¡me estás hartando¡
Constitución abandona el cuarto.
--¡mientras no seas hombre no pienso compartir la cama contigo¡ --le grita.
Rubén sufre. Se queda en su cama. Llora. Esther se siente mal por Rubén. No puede entender que su madre sea tan mala con él. Quisiera abrazarlo pero no se atreve. Justo se acerca a él. Estaba en el cuarto de al lado y lo ha oído todo. Entra en la habitación de Rubén.
--puedo hacer algo por ti?
Rubén se siente desvalido.
--¿me darías un abrazo?
Justo se acerca a él y se funden en un abrazo de hermanos. Esther irrumpe en el cuarto de su madre.
--¿¿qué diablos estás haciendo con Rubén?
--¡si en una semana no me hace el amor lo echo de la casa y me divorcio¡
Esther se lleva las manos al vientre.
--¿y el bebé?
Muy fríamente Constitución dice:
--lo mejor será que abortes. Yo no lo quiero.
Esther se aferra a su bebé con desesperación.

Capitulo 75






Después del entierro de Thiago, la familia y los más íntimos van hacia la mansión de Constitución. Rubén y Justo están abrazados por los hombros. Se muestran muy cariñosos, muy fraternales. Rubén necesita sentirse querido, le gusta ya no tener que ocultar su parentesco con los jóvenes de la Colina. Cruz está con ellos. Se siente incómodo. Jose nunca esperó que Danielito fuera hijo de Cruz, siempre tuvo la ilusión que Rubén era su padre. Jose está triste por la muerte de su hijo. No es momento de reclamar nada pero sí de vez en cuando mira a Cruz incrédulo. No entiende cómo llegó a embarazar a su esposa siendo un niño y finalmente se metió a sacerdote. Esther está al lado de Jose. Muy pendiente de todos los detalles.
--Muchas gracias por todo, señorita –le dice Jose a Esther.
--Es lo menos que podía hacer.
Jose se acerca a Rubén. Escondido tras su dolor está el deseo que siente hacia ese chico. Rubén sentado, marca un buen paquete pero Jose lo que menos quiere en esos momentos es ponerse cachondo pese a que Rubén con su traje negro está guapísimo. Jose le pone la mano en los hombros a Rubén.
--muchas gracias por todo lo que has hecho por mi familia. Ya te lo dije una vez y te lo repito, no tengo manera de pagar todo lo bueno que nos has dado. Te deseo lo mejor, tienes un gran corazón y nadie lo merece más.
Rubén mira a Jose lloroso. Le agarra la mano que tiene Jose en el hombro del chico. Jose está triste pero aunque poquito también siente placer. Le gusta que Rubén lo esté tocando. Rubén es demasiado guapo para no sentir nada. Rubén se muestra muy triste. Habla con la voz rota.
--ojalá hubiera podido hacer más.
Jose no quiere que Rubén se sienta mal.
--No podías hacer más de lo que has hecho, estate tranquilo.
Justo pone su mano en el muslo de su sobrino. Es muy cariñoso con él.
--Mi padre tiene razón, Rubén. Tú sólo nos has traído cosas buenas.
Pero Rubén no está de acuerdo en eso. Si él no hubiera vuelto, si hubiera aclarado antes las cosas con Thiago… Son muchos sí, muchos interrogantes. No deja de atormentarse, de preguntarse si en serio no pudo hacer nada para evitar este triste suceso. A Justo no le gusta ver a Rubén mal. Se muestra muy fraternal con él. Le acaricia las lágrimas.
--tú eres el único que no tienes culpa en esto. Olvídalo, debes ser feliz. Mi hermano dijo la verdad porque quería que tú fueras feliz. El resto no es culpa tuya. Tal vez estaba escrito que así fuera.
Rubén y Justo están muy tristes, los dos vestidos de negro. Se necesitan uno al otro. Se funden en un cariñoso y afectuoso abrazo. Con ellos en la sala está el chico de pelo negro que en el cementerio devora con sus ojos a Justo y ahora lo sigue haciendo. Lleva ropa clara. Es el único que no va de negro.
--contrólate un poco, Axel, no es el momento –le dice Esther.
--¿tú sabes quién es él? –dice mirando a Justo.
--es algo complicado.
Rubén llora en brazos de Justo. Le habla flojito.
--Perdón… no pude ayudar a tu hermano…
--Mi hermano no se dejó ayudar. Yo no lo supe entender.
--Era nuestro hermano… era nuestro hermano –dice Rubén atormentado.
Thiago es hermano de ambos y estaba enamorado de Rubén. Eso es algo que a Rubén le cuesta asimilar. Su hermano se mató porque no lo podía tener. Es algo que le duele mucho pero es algo que no se atreve a comentar. Cruz se mantiene al margen. Como miembro de la iglesia no puede sino condenar el acto de Thiago y no sabe cómo consolar a su hermano. El amigo de Rubén se acerca al sofá en el que está sentado Justo junto a Rubén. Lleva una copa en la mano.
--¿quieren un trago?
Justo no le hace caso. Es Rubén quien mira a su amigo.
--Ahora no, Axel. Y no creo que Justo quiera.
Justo levanta un poco la mirada. Hace que no con la cabeza. Justo no presta atención en Axel pero el chico ha quedado hechizado por él. Le encanta. Jose se pone delante de su hijo.
--ya nos tenemos que ir.
Justo se levanta. Mira a su padre. No tiene ganas de irse.
--¿ya?
--No quiero dejar sola a tu madre en estos momentos.
Justo siente compasión de su padre y rencor hacia su madre por todo su engaño. No le apetece estar con ella.
--además Danielito me necesita –dice Jose.
Axel se sienta junto a Rubén. Tiene el culo de Justo casi en su cara. Es pequeñito pero muy buen formado.
--que bueno está tu amigo –le susurra Axel a Justo.
--Ahora no es el momento, además lo pasó muy mal porque hace pocos meses murió su novio, mi hermano Joaquín.
Hablan en un susurro. Axel mira excitado a Justo al saber que es gay. Le duele su sufrimiento.
--Yo puedo poner una sonrisa en ese rostro triste –susurra.
--No me gustaría que le hicieras daño.
--Sé que soy muy enamoradizo pero ¿porqué está no puede ser la buena? ¿no crees que a tu cuñaditoo le vendría bien un amor?
--puede ser aunque antes te tengo que contar algo que es posible que haya que se acabe tu enamoramiento.
--Me gusta mucho, no creo que nada me haga cambiar de opinión.
--eso espero.
Justo y Jose hablan, no escuchan lo que pasa detrás de ellos. Rubén no sabe si su hermano aprobaría que él echara a Justo en brazos de otro hombre pero si es verdad como se dice que un clavo saca otro clavo. Rubén se levanta.
--¿ya se van?
Jose extiende su mano.
--sí, gracias por todo.
Rubén encaja la mano de ese hombre y le da un abrazo. Jose se siente culpable de sentir deseo en esos momentos. Rubén mira a Justo y dice:
--me gustaría hablar a solas un momento contigo.
--si claro… voy a preparar el auto… --dice Jose.
Axel mira de reojo a Justo mientras habla con Rubén. Aunque principalmente le mueve que está muy bueno le enternece la tristeza de él. Se pone el compromiso de ayudar a ese chico tan guapo a volver a ser feliz.
--ya me tengo que ir, ni modo –dice Justo resignado.
--No tienes que irte si no quieres.
--No tengo donde ir.
--Te puedes quedar conmigo. Esta es tu casa. Somos familia, a mi me gustaría poder estar cerca de ti.
Justo se queda al sorprendido. No esperaba una propuesta así.
--¿te vas o te quedas conmigo? –le pregunta Rubén
Justo quiere empezar una vida nueva lejos de su madre, lejos de lo que le ha causado tanto dolor.

Capítulo 74




El dolor que ha dejado el suicidio de Thiago es enorme. El joven es sepultado en el panteón de los Valdez. Esther se ha ocupado que el joven tenga un entierro del estatus que desearía la madre del difunto, una madre que no está presente. Rubén se siente el asesino de Thiago. No deja de llorar. Esther lo ha visto hundirse en los últimos meses y ahora lo ve peor que nunca. Constitución no ha querido estar presente. Se ha mantenido al margen. Rubén casi no puede ni tenerse en pie. Se siente agradecido con la joven por todo lo que le ha ayudado, porque se haya hecho cargo de los gastos, de todos los trámites del entierro. Esther lo tiene abrazado. No lo suelta porque cree que si lo hace se va a derrumbar. Es un entierro íntimo. Muy poca gente se ha acercado al cementerio. Algunos amigos de Rubén y Esther. Frente al ataúd, sintiéndose muy culpables, responsables de esta tragedia se encuentran Justo y Jose. Los dos de pie, abrazados. Llorosos. No dicen nada pero llevan el dolor escrito en la cara. Thiago siempre tan libre, tan en sus cosas. Jose siente que si se hubiera preocupado más por él, si hubiera sido un verdadero padre ahora el chico estaría vivo. Justo está a un paso de derrumbarse.
--es mi culpa… es mi culpa… --no deja de murmurar.
Jose trata de animarlo.
--No es culpa de nadie.
Pero Justo siente que no es culpa suya. Mira el elegante ataúd en donde, en una lujosa fosa está siendo depositado su hermano atormentado. Su hermano que con apenas 18 años ya no quiso vivir. Cruz es el sacerdote que da las bendiciones al difunto. No lo han llevado a la iglesia pero Cruz se ha prestado para despedir a su hermano Thiago. Lo ha hecho en especial por Rubén. Éste se siente muy reconfortado porque ya no tiene que callar que es su hermano. Está llorando a su hermano.

Victoria si hubiera querido ir al entierro de su hermano. Está llorando en la habitación. Entra María Piedad y Victoria se enfrenta a ella.
--¡esto que me han hecho no tiene nombre¡¡
--hija, yo…
María Piedad trata de acariciarla pero Victoria no se lo permite, no deja que hable.
--¡¡a mi ahora no se me haga la buenita¡ ¡¡me han dejado encerrada como una prisionera¡¡¡Yo tenía que estar ahora con mi hermano¡
--No te pongas así, no es bueno en tu estado.
Victoria ya no tiene cosas por romper.
--¡mi hermano ha muerto¡
María Piedad se muestra compasiva con ella.
--perdóname, pero sabes que en esta casa no tengo ni voz ni voto. Tu marido fue el que te encerró.
Victoria cada vez odia más a Mac. Lo único bueno de ese embarazo es que ya no se tiene que acostar con él.
--debes cuidamos tu embarazo, fueron cosas de Mac y mi esposo. Yo no me podía enfrentar.
Victoria siente tanta rabia tanto odio que desearía que ese hijo fuera de Sergio pero luego le viene a la cabeza que él la abandonó y que no sería bien recibido por su familia, sobre todo por su madre, un hijo negro. Victoria rechaza, ahora que es tarde, la ayuda de su suegra.
--quiero estar sola.
María Piedad le deja la puerta abierta para mostrar que ya puede salir pero ya no llegaría a tiempo al entierro de su hermano. La joven se queda solas llorando. Llora por Thiago, llora por su propia infelicidad.


Denise por su lado no ha sido incapaz de enfrentarse a la muerte de su hijo. Nunca ha sido buena mostrando sus sentimientos y ahora se siente vacía. Lloró cuando perdió al hijo de Mac ahora no sabe si llorar o sentir rabia por la vergüenza que el suicidio de su hijo ha traído a su familia. No se ha atrevido a dar la cara. No sabe si algún día volverá a atreverse a bajar al pueblo. Se ha refugiado en el río. Ese lugar la purifica y no sólo por los momentos de pasión que ha vivido ahí. Mira ensimismada contemplando el agua que no se da cuenta que alguien se acerca. Es Mac. Sonríe con ternura. Se sienta a su lado.
--sabía que estarías aquí.
Denise lo mira y lo abraza.
--¡gracias por estar aquí¡
Mac es muy cariñoso con la mujer. No entiende que no haya querido estar en el entierro de su hijo pero está ahí con ella.
--¿cómo está mi hija? –pregunta.
Y no es que le importe mucho pero sí ese nieto que lleva dentro.
--la dejé encerrada, no la dejé ir.
--No entiendes que no haya querido ir al entierro de mi hijo ¿no?
Él siempre tiene una sonrisa para ella. No quiere angustiarla.
--yo te hubiera podido acompañar y no se hubiera visto raro pero cada uno vive su pena a su modo.
--¿crees que soy mala madre?
--claro que no.
Mac la besa en la frente. Ella se queda cobijada entre sus brazos. No hacen el amor, lo único que quieren es estar así el uno junto al otro.
--¿y como se lo ha tomado tu esposo?
Denise tiene los ojos cerrados. No se mueve, se siente tan bien entre esos fornidos brazos.
--Ni lo sé ni me importa.
Mac no dice nada pero le gustaría que este golpe avanzara la supuesta enfermedad de su suegro y adelantara su muerte. Luego se siente fatal por pensar eso.


Por otro lado, Demetrio es un hombre de hielo. Va vestido con un traje rojo. Lleva una rosa roja a la tumba de su padre. Se le ve bien, se ha quitado un peso de encima.
--Denise Insunsa está de luto… --dice divertido-- ese hijo con el que quería quitarme mi herencia. Dios ha hecho justicia, eso hijo no debería haber existido y al fin está donde debe estar… en ningún sitio… polvo… Su otro bastardo también morirá. La justicia divina es muy grande.
Ríe…
--Su nieto será uno de mis herederos principales pero para eso faltan muchos años y esa golfa ya estará muerta…
Ríe como loco.
--¡me gustaría ver a esa perra a la cara y escupirle que tiene lo que se merece¡
Demetrio le habla a su padre. A su lado están los restos de Joaquín. Demetrio no quiere sentir dolor, no quiere pensar en la muerte de su hijo. Ya no está contento. Abandona el lugar con una angustia que no quiere sentir.



En el momento que una piedra cubre lo que será la morada eterna de su hermano Thiago, Justo se derrumba. No puede más. Cae de rodillas. Siente que es su culpa y nadie puede hacerle sentir lo contrario. No se da cuenta que un moreno que está detrás de Rubén lo mira de una manera muy especial. Rubén no soporta ver a Justo mal. Jose se agacha y lo abraza. Rubén tiene miedo que Justo se derrumbe y que de nuevo ponga su vida en peligro. Rubén se acerca a él. Tiene miedo a su rechazo, que lo culpe de la muerte de Thiago. Le pone la mano en los hombros. Con la voz rota le dice:
--Lo siento, te fallé…
Justo mira a Rubén triste pero con cariño. No se esperaba ver remordimientos en él.
--¿tú? ¡tú eres el único que te has portado bien con mi hermano¡ ¡tú lo has entendido¡
--tu hermano se mató por mi, no pude impedirlo…
Rubén no quiere angustiar más a Justo pero no puede evitar que se le salgan algunas lágrimas. Justo se levanta. Rubén necesita el abrazo de Justo pero él no se atrevería a hacerlo. Justo abraza a Rubén con mucho cariño:
--has sido un ángel para nosotros. Me gusta mucho que seas mi sobrino. Para mí siempre serás mi hermano.
Rubén y Justo necesitan sentir el uno el cariño del otro. Les hace bien ese abrazo.

(Justo con los amigos de Rubén (el del extremo se siente atraído hacia Justo)