martes, 24 de mayo de 2011

capitulo 8


Con dolor, Justo abandona el panteón dejando atrás a la madre de su novio deshecha y que es sacada del lugar arrastras por sus dos hijos Rubén y Cruz y por Sergio.
Justo se topa con su hermano Thiago que se había mantenido oculto
--¿qué haces aquí? –pregunta sorprendido.
--¿y tú? –rebota el pequeño con la misma intriga.
Son interrumpidos por Rubén que agradece cariñosamente a los dos su presencia en el lugar. Thiago lo mira y suspira enamorado. Thiago no le saca los ojos de encima al culo de Rubén. Es evidente la fuerte atracción que siente hacía él. Rubén prefiere no darse por aludido pero le quema sentir el deseo de su hermano.

Denise intenta entrar en la hacienda La Poderosa pero es echada como un perro lo que enciende aún más la ira y el rencor de la mujer. En el camino se topa con el padre Cruz Manuel. Lo mira burlona.
--Mira nada más. Me habían dicho que eras cura pero si no lo veo no me lo creo. ¡qué diría tu iglesia si supiera que fuiste mi amante con tan solo 13 años¡¡
Cruz siente vergüenza, le da asco recordar esos días.
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Era normal que él y sus hermanos se metieran en el río a escondidas a bañarse desnudos. Ese día Cruz se quedó solo y Denise lo sorprendió. Cruz oculto su cuerpo con vergüenza pero la otra le arrancó de las manos la ropa con la que cubria sus tiernos genitales. Él estaba asustado, sentía vergüenza. No quería hacerlo pero su cuerpo no respondió a los deseos de su corazón y se convirtió en esclavo de la mujer que hizo lo que lo dio la gana con él. Sólo pasó una vez que le marcó para siempre negativamente. Le atormenta recordar esos días.
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--¿qué haces aquí? –Cruz con dureza.
Denise sonríe victoriosa:
-- venirte a recordar que tenemos un hijo.

Thiago llega excitado a su casa. Desde que Rubén se había casado no lo había vuelto a ver hasta el día que fue a buscarlo a casa, se siente muy revolucionado. Sabía que le gustaba bañarse al atardecer desnudo en el río. Durante años lo había espiado, ha crecido excitándose, y masturbándose, con el cuerpo desnudo de su amado y desea volver a admirarlo. Desde que éste está en el pueblo pasa las tardes ahí escondido. Está seguro que ahora que pasó todo no faltará. Se esconde tras unas matas para que él no lo vea y se prepara para su llegada. No le importa lo que tenga que esperar.

A Cruz le avergüenza su pasado. La presencia de Denise le molesta.
--¡Eres la hija del propio Satanás¡
Denise se ríe:
--Entonces tu hijo es el hijo de diablo.
Cruz se santigua.
--¿¿qué quieres?
Denise ríe. Está segura que algún día alguno de sus hijos la pondrá en el lugar que desea.
-- nunca quisiste saber nada de él pero eso no cambia que sea tu hijo... Me pregunto qué dirían las beatas del pueblo si supieran que su nuevo cura es un falso...
Cruz está muy atormentado por eso.
-- Mi abuelo te paga todos los meses para callar tus tres secretos cosa que no haces muy bien pues todo el pueblo chismea sobre eso. No sé como tu familia no se ha enterado.
La mujer pone cara de inocente y con ironía dice:
--ya sabes cómo es de mala la gente.

Rubén está triste en su recamara. Lo llama su esposa. La mujer se enoja cuando él le dice que aún tardará unos días más en regresar.
--Si me hubieras dicho que tardarías tanto hubiera venido contigo --dice ella.
--ahora estoy cansando. Hablamos más tarde.
La mujer le pide que no le cuelgue pero él lo hace aumentando el enojo de ésta. El joven se tumba en su cama y llora al recordar a su hermano, el dolor de Justo y a Thiago .
Atormentado se dice:
--Mi hermano, es mi hermano y no lo sabe y lo que es peor. Cree que me ama.

Pasan las horas, Thiago se está cansando de esperar. Iba a irse ya cuando siente que alguien se acerca.
--Es él—dice con el corazón acelerado.
Rubén necesita relajarse y sin saber cómo llega al río así los excitados ojos del joven Thiago lo persiguen mientras poco a poco se saca toda su ropa y se tira al río. Thiago se excita y desearía estar en brazos de ese galán.

Mientras, el patriarca de los Montesinos llega a la casa. La rutina es la de siempre. Su hija y Danielito lo reciben muy amoroso. Denise está amargada por la falta de dinero.
--¡esto es un asco¡ ¡¡no sé porqué me casé con un muerto de hambre¡
--yo hago lo que puedo, si no gastaras tanto en ropa –Jose.
--¡esto es el colmo¡ --Denise furiosa.
La mujer hace uno de sus habituales berrinches.
-- tal vez debería rendirme, tú no mereces esta vida... Si vendemos a los De La Colina.
Denise no lo deja seguir :
--¡No¡ Aguas de Fuego no se vende. ¡Esta hacienda es mía y jamás será de los De La colina¡ Faltaría más.
La mujer se va furiosa, Jose está triste, sus hijos también. No les gusta verlos discutir.

Thiago goza enormemente viendo a sus admirado Rubén bañándose totalmente desnudo como si de una criatura celestial se tratara. Le gustaría ir con él pero teme que lo trate mal, que se burle de sus sentimientos. Lo mira como algo muy alto, como demasiado para él y prefiere seguir disfrutando de su amor a los lejos. Eso sí se masturba mirándolo. Rubén nada, se le ve bien el trasero. Bucea, salta. Deja al descubierto su anatomía. Thiago se viene en seguida. Sus manos manchadas de semen. Se las restriega en la hierba. No quiere irse. Quiere ver como Rubén sale todo desnudo y mojado. Es una imagen que ya vio en el pasado pero ahora le parece que Rubén está aún mucho más guapo.
--¡Es que es impresionante¡
Se altera al ver que alguien se acerca y prefiere irse para no ser descubierto .Si no se hubiera ido, hubiera visto como su madre se desnuda y se mete en el río con el joven que tanto desea. Rubén sonríe seductor. No le sorprende verla allí. Necesita desahogar su dolor y la llegada de la mujer es providencial. La pareja se besa con pasión.
Al separarse él la mira sofocado
--¿qué haces aquí?
Denise se muestra seductora, sabe lo que necesitan los hombres y más si se trata de un De la Colina.
--sé que llevas varios días sin tu mujer y ahora todo lo del sepelio acabó supuse que necesitarías desahogarte. Sabía que hoy vendrías aquí. Un hombre como tú no puede pasar una noche sin una mujer y tú llevas varias.
Él la mira con picardía, está en lo cierto: le urge una hembra. Rubén sonríe recuerda aquel joven inexperto que perdió su virginidad en ese mismo lugar con esa misma mujer, una mujer que es la madre de su hermano, de su tío. Denise sabe muy bien lo que hacer para que el hombre se vuelva loco de deseo.
--amo a mi esposa –jadea Rubén.
-- eso a mi no me importa.
El deseo de él va en aumento y las caricias de la mujer lo hacen acrecentar aún más.
--sabía que no me olvidarías.
--como olvidarte –jadea él--. Aquí nos vimos durante tantos años después de mi primera vez a los 16 años.


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