martes, 31 de mayo de 2011

Capitulo 75






Después del entierro de Thiago, la familia y los más íntimos van hacia la mansión de Constitución. Rubén y Justo están abrazados por los hombros. Se muestran muy cariñosos, muy fraternales. Rubén necesita sentirse querido, le gusta ya no tener que ocultar su parentesco con los jóvenes de la Colina. Cruz está con ellos. Se siente incómodo. Jose nunca esperó que Danielito fuera hijo de Cruz, siempre tuvo la ilusión que Rubén era su padre. Jose está triste por la muerte de su hijo. No es momento de reclamar nada pero sí de vez en cuando mira a Cruz incrédulo. No entiende cómo llegó a embarazar a su esposa siendo un niño y finalmente se metió a sacerdote. Esther está al lado de Jose. Muy pendiente de todos los detalles.
--Muchas gracias por todo, señorita –le dice Jose a Esther.
--Es lo menos que podía hacer.
Jose se acerca a Rubén. Escondido tras su dolor está el deseo que siente hacia ese chico. Rubén sentado, marca un buen paquete pero Jose lo que menos quiere en esos momentos es ponerse cachondo pese a que Rubén con su traje negro está guapísimo. Jose le pone la mano en los hombros a Rubén.
--muchas gracias por todo lo que has hecho por mi familia. Ya te lo dije una vez y te lo repito, no tengo manera de pagar todo lo bueno que nos has dado. Te deseo lo mejor, tienes un gran corazón y nadie lo merece más.
Rubén mira a Jose lloroso. Le agarra la mano que tiene Jose en el hombro del chico. Jose está triste pero aunque poquito también siente placer. Le gusta que Rubén lo esté tocando. Rubén es demasiado guapo para no sentir nada. Rubén se muestra muy triste. Habla con la voz rota.
--ojalá hubiera podido hacer más.
Jose no quiere que Rubén se sienta mal.
--No podías hacer más de lo que has hecho, estate tranquilo.
Justo pone su mano en el muslo de su sobrino. Es muy cariñoso con él.
--Mi padre tiene razón, Rubén. Tú sólo nos has traído cosas buenas.
Pero Rubén no está de acuerdo en eso. Si él no hubiera vuelto, si hubiera aclarado antes las cosas con Thiago… Son muchos sí, muchos interrogantes. No deja de atormentarse, de preguntarse si en serio no pudo hacer nada para evitar este triste suceso. A Justo no le gusta ver a Rubén mal. Se muestra muy fraternal con él. Le acaricia las lágrimas.
--tú eres el único que no tienes culpa en esto. Olvídalo, debes ser feliz. Mi hermano dijo la verdad porque quería que tú fueras feliz. El resto no es culpa tuya. Tal vez estaba escrito que así fuera.
Rubén y Justo están muy tristes, los dos vestidos de negro. Se necesitan uno al otro. Se funden en un cariñoso y afectuoso abrazo. Con ellos en la sala está el chico de pelo negro que en el cementerio devora con sus ojos a Justo y ahora lo sigue haciendo. Lleva ropa clara. Es el único que no va de negro.
--contrólate un poco, Axel, no es el momento –le dice Esther.
--¿tú sabes quién es él? –dice mirando a Justo.
--es algo complicado.
Rubén llora en brazos de Justo. Le habla flojito.
--Perdón… no pude ayudar a tu hermano…
--Mi hermano no se dejó ayudar. Yo no lo supe entender.
--Era nuestro hermano… era nuestro hermano –dice Rubén atormentado.
Thiago es hermano de ambos y estaba enamorado de Rubén. Eso es algo que a Rubén le cuesta asimilar. Su hermano se mató porque no lo podía tener. Es algo que le duele mucho pero es algo que no se atreve a comentar. Cruz se mantiene al margen. Como miembro de la iglesia no puede sino condenar el acto de Thiago y no sabe cómo consolar a su hermano. El amigo de Rubén se acerca al sofá en el que está sentado Justo junto a Rubén. Lleva una copa en la mano.
--¿quieren un trago?
Justo no le hace caso. Es Rubén quien mira a su amigo.
--Ahora no, Axel. Y no creo que Justo quiera.
Justo levanta un poco la mirada. Hace que no con la cabeza. Justo no presta atención en Axel pero el chico ha quedado hechizado por él. Le encanta. Jose se pone delante de su hijo.
--ya nos tenemos que ir.
Justo se levanta. Mira a su padre. No tiene ganas de irse.
--¿ya?
--No quiero dejar sola a tu madre en estos momentos.
Justo siente compasión de su padre y rencor hacia su madre por todo su engaño. No le apetece estar con ella.
--además Danielito me necesita –dice Jose.
Axel se sienta junto a Rubén. Tiene el culo de Justo casi en su cara. Es pequeñito pero muy buen formado.
--que bueno está tu amigo –le susurra Axel a Justo.
--Ahora no es el momento, además lo pasó muy mal porque hace pocos meses murió su novio, mi hermano Joaquín.
Hablan en un susurro. Axel mira excitado a Justo al saber que es gay. Le duele su sufrimiento.
--Yo puedo poner una sonrisa en ese rostro triste –susurra.
--No me gustaría que le hicieras daño.
--Sé que soy muy enamoradizo pero ¿porqué está no puede ser la buena? ¿no crees que a tu cuñaditoo le vendría bien un amor?
--puede ser aunque antes te tengo que contar algo que es posible que haya que se acabe tu enamoramiento.
--Me gusta mucho, no creo que nada me haga cambiar de opinión.
--eso espero.
Justo y Jose hablan, no escuchan lo que pasa detrás de ellos. Rubén no sabe si su hermano aprobaría que él echara a Justo en brazos de otro hombre pero si es verdad como se dice que un clavo saca otro clavo. Rubén se levanta.
--¿ya se van?
Jose extiende su mano.
--sí, gracias por todo.
Rubén encaja la mano de ese hombre y le da un abrazo. Jose se siente culpable de sentir deseo en esos momentos. Rubén mira a Justo y dice:
--me gustaría hablar a solas un momento contigo.
--si claro… voy a preparar el auto… --dice Jose.
Axel mira de reojo a Justo mientras habla con Rubén. Aunque principalmente le mueve que está muy bueno le enternece la tristeza de él. Se pone el compromiso de ayudar a ese chico tan guapo a volver a ser feliz.
--ya me tengo que ir, ni modo –dice Justo resignado.
--No tienes que irte si no quieres.
--No tengo donde ir.
--Te puedes quedar conmigo. Esta es tu casa. Somos familia, a mi me gustaría poder estar cerca de ti.
Justo se queda al sorprendido. No esperaba una propuesta así.
--¿te vas o te quedas conmigo? –le pregunta Rubén
Justo quiere empezar una vida nueva lejos de su madre, lejos de lo que le ha causado tanto dolor.

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