jueves, 26 de mayo de 2011

Capitulo 12


Justo y Rubén hablan sentados junto al río de Aguas de Fuego. Rubén con nostalgia y pena dice:
--Bueno, no tan así... Lo que pasa es que nunca me llenó estar con una chica joven. Siempre me gustaron maduritas. Tal vez porque quien me estrenó fue una mujer mayor que yo.
-- ¿ah sí? ¿Del pueblo?
Rubén se siente culpable, parece que lo traiciona al estar hablando así de su madre sin que él lo sepa.
-- No, no... –dice sofocado-- Estaba de paso pero no creas que soy un don Juan. No soy un santo, he tenido alguna que otra relación esporádica con alguna amiga o con su madre pero sólo ha habido dos mujeres importantes en mi vida mi esposa y alguien de mi pasado.
-- Se puede saber quien, ¿tu primer amor?
-- eso no importa. Cambiemos de tema, ¿qué me cuentas de ti? Tú te ibas a casar con esa chica, Silvia, que iba a mi clase en la escuela ¿no? Qué pasó.
-- Yo soy el heredero yo debía tener un hijo que herede la tierra pero ahora tendrá que hacerlo Thiago ... Tu hermano llegó para cambiarme la vida y ahora ya estoy muerto.
Rubén sabe que Thiago jamás tendrá un hijo pero no dice nada del secreto del joven que que escucha la conversación escondido y muerto de rabia y celos. Rubén toma de la mano a su tío secreto y le dice:
--No hables así. Tienes toda una vida por delante, al menos sí lo deseas. Puedes volver a amar.
Justo se levanta alterado:
-No, jamás volveré a amar. Mi vida acabó con Joaquín.
Hay miedo en sus ojos. Rubén se acerca a Justo muy cariñoso.
-- Joaquín me contó todo lo que pasó entre ustedes. Sé que es duro pero debes aceptar lo que te pasa.
Justo nervioso:
--tengo que irme.
Rubén lo toma del brazo:
--Debes ir al médico, no puedes rendirte.
Justo se muestra agresivo. No quiere hablar de eso:
--déjame, no quiero escucharte.
Rubén lo acaricia en la mejilla muy fraternalmente.
--debes hacerlo –Justo hace que se quiere tapar los oidos pero el otro se lo impide y sigue hablando—Es muy posible que tengas Sida y si te tratas no va a pasar nada.
Justo se enfrenta a Rubén. Le grita, le escupe con odio para no aceptar la realidad :
--¡ No estoy enfermo¡
Rubén lo tiene agarrado, es muy cariñoso con él.
-- si lo sigues negando te vas a morir y ¡no se me pega la gana que mueras tú también¡
-- ¡estás loco¡ ¡yo no soy un enfermo¡
-- yo te voy a ayudar pero debes dejarme.
Rubén lo suelta y le tiende la mano pero Justo no la toma y brusco le dice:
--¡estoy perfectamente y no necesito tu ayuda ni tu compasión¡
Se va. Rubén lo mira triste.
--Tu voy a ayudar aunque no quieras –dice.
Thiago sigue escondido y está muy alterado por todo lo que ha descubierto. No sabía que su hermano era como él y le asusta mucho que pueda tener sida.


Rubén está tendido en su cama muy triste. Piensa en su hermano muerto, en sus fiestas en la piscina, en todo lo que se divertían y también recuerda la promesa que le hizo sobre Justo . El joven De La Colina llora:
--Te echo de menos, hermano. Me hace mucha falta tu vitalidad y tus ganas de vivir la vida.
Alguien lo interrumpe. Rubén se seca las lágrimas al oír que alguien entra y se sorprende al ver quien es:
--¡ Constitución¡
-- mi amor...—dice ella dulce.
Se echa en sus brazos y ambos se besan.
-- ¿qué haces aquí?
-- Soy tu esposa, mi lugar es a tu lado. Entiendo porque no quisiste que estuviera con lo de tu hermano pero ahora sí te pienso acompañar y me quedaré contigo aquí todo el tiempo que quieras.
Rubén la abraza con fuerza:
--te necesito tanto...
Constitución es el mayor refugio del chico:
--te he echado de menos.
Rubén la mira enamorado. Ella con deseo y se abrazan.



Una joven rubia está parada frente a la puerta de la recámara de Rubén. Se oye como el matrimonio hace el amor lo que la llena de celos. Acaricia la puerta con frustración.
--¿Porqué la prefieres a ella? ¿Porqué prefieres a mi madre? ¡yo tengo tu edad, ella es muy vieja¡
Sergio se acerca. Le gusta la joven.
-- Me da rabia ver que has puesto tus ojos en un hombre que no te pela y que es el esposo de tu madre. ¿Hasta cuando le vas a ir detrás? ¿Hasta que tu madre se entere? Esther yo…
Esther no lo deja seguir, se muestra altanera:
--No sé de qué me estás hablando y no seas impertinente que tú y yo no somos iguales.
Sergio le acaricia el pelo cariñoso pero ella se retira como si le diera asco.
-- Nunca te debiste enamorar del esposo de tu madre.
-- ¡No seas metiche¡ eso no es asunto tuyo,
Esther iba a irse pero él la agarra del brazo y le dice:
--Yo te quiero a la buena y Rubén nunca te va a pelar.
Esther con desprecio :
-- tú eres un don nadie, nunca estarás a su altura. Además por si no te enteraste eres negro. No estaría contigo ni aunque fueras el último hombre en la faz de la tierra.
Sergio está herido, le iba a decir que él es tan De La Colina como Rubén pero la joven parece que le lea el pensamiento y se le adelanta diciendo:
--tú sólo eres un bastardo al que jamás nadie tomará en serio.
Esther se encierra en su recámara pensando en Rubén. Sergio está furioso. Demetrio que ha visto lo sucedido entre la hija de su nuera y su hijo ilegitimo se acerca a él para animarlo.
--No te desanimes, ella sería muy buena esposa para ti. Me harías tan feliz si tuvieras un hijo y ella es una candidata ideal.
-- Esther no es para mí, don Demetrio . No debí poner mis ojos tan altos. Es hija de una mujer muy rica y además forma parte de su familia y yo solo soy su capataz y encima negro.
Sergio se va triste. Demetrio piensa en lo provechoso que sería esa unión y en los nietos que le nacerían.

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