viernes, 30 de septiembre de 2011

Capítulo 85




Mac sale del quirófano que se lo lleva el diablo. Se tira sobre su padre, está como loco.
--Donde está el hijo de puta de Sergio?
--¡¡oye que forma es esta de hablar¡¡
--¿¿tú lo sabías, no?
Mac agarra del cuello a su padre, es muy violento.
--¿saber qué?
--¡que se estaba acostando con mi mujer¡
Demetrio tenía sospechas pero nunca pensó que habrían llegado tan lejos.
--¿¿cómo sabes?
Mac está furioso. De nuevo Sergio se le ha adelantado. Está lleno de odio, de rabia.
--¡dile a tu bastardo que por mucho que se esconda lo voy a encontrar y lo voy a matar¡
--¡¡hijo, que pasa¡?
Mac está muy dolido:
--¡ya tienes a tu primer nieto, disfrútalo pero desde luego nunca llevará el apellido de La Colina¡
Mac se va muy alterado.
--¡no te puedes ir así, sin contarme lo que pasa¡
Las enfermeras le llaman la atención. Demetrio no sabe si ir detrás de su hijo o ver que ha ocurrido con su nieto. Sale una enfermera del quirófano.
--¿¿qué pasó con mi nieto?
--está perfectamente, en un momento lo llevamos al nido.
Demetrio nota a la enfermera algo tensa:
--¿¿pero qué ocurre?
Nadie le dice nada pero lo entiende todo cuando ve a su nieto en el nido. A Demetrio le desilusiona que ese nieto no vaya a llevar su apellido pero es su nieto. No tiene dudas de eso. Por un lado está enojado con Sergio pero por el otro lado siente orgullo.
--¡Es mi hijo, un macho¡ ¡¡Un verdadero De La Colina¡
Y siente desprecio por Victoria, más que nunca.
--salió igual de perra que la madre.
Ese pequeño es su nieto aunque no vaya a ser un auténtico de La Colina. Se imagina el enfado de Denise cuando se entere que tiene un nieto negro y que su hija es repudiada por el esposo y eso lo hace sentir contento. Llama por celular:
--¡Sergio, tienes que venir ya mismo¡
Es una orden que no requiere ni más explicaciones ni una respuesta.

Por otro lado, Mac quiere estar con Denise. En su hacienda le dicen que la mujer no está, que dejó al niño solo. Le dicen que a Jose lo velaran en la iglesia. Al empleado le molesta que el hombre no sea velado en la casa pero Denise no ha querido. Entonces Mac va a la iglesia. Ahí lo recibe Cruz.
--hermano, no esperaba verte.
--Supe lo que pasó con mi suegro, ¿está ya aquí?
--No, se lo llevaron a la ciudad para hacerle la autopsia.
--Una autopsia para qué? Estaba enfermo, se iba a morir.
A Cruz le sorprenden las palabras de su hermano:
--¿de dónde has sacado esto?
--Me lo contó Denise, era un secreto pero el pobre hombre estaba enfermo.
--Debe ser una mentira más, esa mujer miente más que habla.
Mac defiende a su amada:
--¡¿¿Quién eres tú para hablar así de Denise?¡
Y aunque Mac pretende hacer creer que le preocupa como yerno, Cruz no se queda tranquilo. Él mismo llama al forense y Mac, como yerno, tiene accesos a los primeros resultados de la prueba. Así sabe que Jose no estaba enfermo. Mac no da crédito a lo que oye.
--¡debe haber un error¡ ¡¡Denise no pudo mentirme en algo así¡
--Esa mujer es una basura, es capaz de eso y mucho más.
Mac agarra del cuello a su hermano. Está furioso.
--No te pases¡ ¡a ti no te ha hecho nada¡
Cruz se saca su sótano.
--¡Aquí no pienso hablar de esto¡
Con una camiseta y unos jeans, Cruz sale del templo. Se sienta en la escalera. Mira a Mac con ojos llorosos.
--Abusó de mi.
Mac reacciona con violencia.
--¡papá y el abuelo la violaron¡¡¡no puede ser que tú también mientas¡ ¡eres sacerdote¡
Cruz se levanta y mira a su hermano con dolor.
--Creí que era mejor hablar de hombre a hombre pero me equivoqué, tal vez debemos entrar. Mi vocación es sincera, espero que no creas que juro en vano en nombre del Señor.
Cruz va a entrar de nuevo pero Mac agarra del brazo a su hermano.
--júrame que no mientes.
Cruz se arrodilla ante la puerta de la iglesia y besa el crucifijo que lleva. Mac no quiere creer en él pero no puede dudar del juramento de un sacerdote, del dolor de su hermano. No puede creer que todo el mundo miente, incluida una autopsia, menos Denise. Con mucho dolor, con mucha pena, Cruz dice a su hermano (sigue de rodillas);
--Yo era un nene. Yo no quería pero mi cuerpo no me respondió ¡¡me sentí violado¡
Las lágrimas de Cruz lo conmueven. Mac se lleva las manos a la cabeza. Ayuda a Cruz a levantarse. Cruz lo abraza, solloza.
--¡esa mujer arruinó mi vida¡
Mac permanece quieto, de hielo. No responde al abrazo de su hermano. Cruz está más calmado. Se traga sus lágrimas.
--Por suerte Dios me llamó a su lado y eso me salvó.
Mac está muy impresionado. Cruz acaricia las lágrimas que asoman en el rostro de su hermano:
--Sé que te acuestas con ella, que tú debiste ser el papá del hijo que perdió. Espero que no la ames en serio. Ella se acostó con todos, con Joaquín no porque era gay. Rubén fue listo, no se dejó comprometer. Esa mujer buscaba lo que ha logrado la hija…
Mac está muy herido. Muy decepcionado con la hija, con la madre.
--tú eres el papá de…
Mac está temblando. No se atreve a decirlo. Cruz agacha la mirada y dice:
--sí, Danielito es hijo mío.
Los hermanos se abrazan con fuerza. Cruz ve a su hermano muy dolido, furioso.
--entra, te invito a tomar algo.
Mac es puro odio.
--¡No, tengo que hacer¡
Cruz trata de retenerlo pero Mac le da un pequeño empujón. Mac monta en su auto, muy herido, dolido. Dispuesto a todo. Golpea el volante con rabia y llora. Es el día más triste de su vida, ha perdido a su hijo y lo que le duele más: a la mujer que ama. Siente bronca con Sergio pero está lleno de odio con Denise. Siente que esa madre y esa hija se han reído de él y eso duele. Duele demasiado.

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Capitulo 84


Jose está tirado en el camino muerto, golpeado. Brutalmente asesinado a manos de Demetrio. No era su intención pero no se arrepiente. Mira al hombre con desprecio.
--¡es lo que te mereces¡ ¡¡todos los maricones deben estar muertos¡
Y lo que más odia de Jose es que le recuerda que tanto su padre, como él mismo tuvieron algo con él por dinero. Escupe a Jose en la cara y con odio le dice:
--¡espero que te estés pudriendo en el infierno¡
Lo odia, lo desprecia. No puede evitar darle unas patadas al cadáver. La muerte de Jose supone un antes y un después. No lo ha planeado pero no le sabe mal.
--Ahora Aguas de Fuego estará a cargo de un sidoso que morirá pronto, la golfa de Denise y mi nuera…
Ríe:
--dentro de poco Aguas de Fuego será mía.
Va mirando para todos lados. Se asegura que nadie lo haya visto. Con mucho asco y desprecio toca el cadáver del hombre para robarle todo lo que tiene de valor. Tarjetas, dinero, un colgante, reloj, el celular. También busca algo en el auto. Lo golpea nuevamente. Luego se va tranquilo dejando ese cadáver brutalmente golpeado. Demetrio sonríe.
--¡Se lo merece¡ ¡¡Al fin se ha hecho justicia¡ ¡¡Ni planeado saldría mejor¡

Denise está en su casa. Sólo Danielito está con ella. El niño quiere llamar la atención de su mamá pero Denise no tiene ganas de nada. Se siente sola, vacía. Trata al niño con más cariño que a Victoria pero Denise está triste. No le gusta la vida que lleva. Quisiera estar con Mac pero no está segura de querer renunciar a lo que siempre ha sido importante para ella. Llaman a la puerta.
--Ve arriba, busca unos colores y entretente.
A Denise le sorprende ver a la policía.
--¿¿qué ha ocurrido?
Con ellos está uno de los pocos peones que tiene la finca. Con el sombrero en la mano, muy triste.
--Hemos encontrado muerto al señor Montesinos, a su esposo –le dicen la policía.
Esta es una noticia que impacta a la mujer. No puede creerla.
--¿¿qué broma es esta?
El peón, muy apenado, le dice:
--Así es, patrona. Lo asaltaron. Le dieron una paliza y lo dejaron muerto a mitad del camino.
Denise se queda helada. No sabe si reír o llorar.

Por otro lado, la noticia aún no ha llegado a La Poderosa. Demetrio está tomando una copa con una sonrisa traviesa. María Piedad está en la sala feliz con las dos bebitas. Mac está bajando por las escaleras. Llega uno de los peones alterado:
--¡¡Jose Montesinos ha muerto¡
Mac no puede evitar sonreír. Luego se siente culpable pero no quiere pensar en eso. No escucha más. Entra en la habitación de su esposa. Victoria, en la parte final de su embarazo, se sobresalta.
--¿¿qué haces en mi cuarto?
Mac se muestra brusco. Tiene muchas ganas de ver, de abrazar a Denise y hacerlo como yerno es la mejor manera. Agarra a Victoria del brazo.
--¡ponte de negro que tenemos que ir a ver a tu madre¡ ¡¡tu padre acaba de morir¡
Y Victoria siente que se parte por dolor. Se lleva las manos al vientre. Se ha puesto de parto.
--¡¡mi hijo, mi hijo va a nacer¡
Mac se lleva las manos a la cabeza.
--¡debes estar equivocada¡ ¡¡aún faltan casi 3 semanas¡ ¡¡tenemos que ir a ver a tu madre¡
Mac obliga a su esposa a levantarse.
--¡tómate una aspirina y verás que estás bien¡
Pero entonces se da cuenta que ha roto aguas.
--¡mierda¡ --Mac.
Y Mac se enfurece con Victoria:
--¡es que no podías ser más inoportuna¡
Mac está triste porque quería ir a ver a Denise pero también le preocupa que su hijo nazca antes de tiempo, que le ocurra algo. Victoria se rompe de dolor.
--¡me duele mucho¡
Ni en un momento como ese Mac olvida el rencor que siente hacia su esposa.
--¡cómo le pase algo a mi hijo no te lo voy a perdonar en la vida¡
A Victoria le duele mucho y suplica a su esposo que la ayude. Mac agarra a Victoria en brazos. Baja las escaleras.
--¡¡papá, papá¡
Demetrio y María Piedad se sobresaltan. María Piedad deja a una beba con una empleada. A la otra la tiene en brazos.
--¡¡esta niña que se puso de parto¡ --Mac despectivamente.
María Piedad es la única que le da cariño a la joven. Tanto Mac y Demetrio miran con desprecio a la joven. La culpan de que el pequeño sea un poco prematuro y que su vida pueda estar en peligro.
--¡hay que llevarla al hospital… yo busco el auto¡ --Demetrio.
María Piedad acaricia el rostro de la pequeña:
--¿¿crees que puedas aguantar? ¿cada cuanto tienes la contracciones?
Victoria sufre mucho:
--No sé… no sé…
Mac se la lleva al auto de Demetrio. María Piedad se queda en la casa con las bebitas. Se queda preocupada.
--¡¡llámenme¡




Pese a que llega un poco antes de tiempo, el parto no se ve complicado. Llegan justo a tiempo. Mac podrá estar en quirófano. Mientras preparan a la joven madre, padre e hijo se dan un fuerte abrazo.
--¡¡ya va a nacer tu nieto¡ ¡¡tu primer nieto¡ --Mac con orgullo.
Padre e hijo se abrazan con cariño. Mac está feliz de ver a su padre tan orgulloso.
--Me gustaría que pudieras estar en el quirófano conmigo… ¡Hoy es un día histórico, hoy nace la nueva generación, Demetrio Manuel de La Colina¡
Mac se saca el celular:
--¡te lo grabaré todo¡
Mac y Demetrio de nuevo se abrazan. La enfermera va a buscar a Mac. Éste no se preocupa de su esposa que, pese a que cree que la ha traicionado, en esos momentos quisiera tener a Sergio con ella. Mac está grabándolo todo. Su sorpresa es la de los doctores cuando Victoria da a luz a un pequeñito negrito. Mac estampa la cámara contra la pared. Se enfrenta a Victoria furioso:
--¡Eres una puta¡ ¡¡olvídate de volver a mi casa¡ ¡¡nuestro matrimonio ha acabado hoy¡
Mac sale del quirófano sacándose la ropa verde que le han puesto. Victoria se queda algo preocupada.
--¿está mal mi hijo?
Se nota la tensión entre el doctor, las enfermeras.
--No, su hijo está perfectamente. No tiene ningún problemas.
Victoria pronto comprende lo que pasa cuando le ponen a un bebé negrito en su vientre. Es su hijo, el hijo del amor. Le emociona que Sergio sea el padre pero también le preocupa porque no sabe qué será de ella y de su hijo.

Capitulo 83






Después de darle cuatro hijas, Rubén está desnudo a su lado, habiendo hecho el amor por primera vez… Esther está conmocionada. Ahora sí que el sueño se completa. Tener esas cuatro niñas que son hijas de los dos ya le parece un milagro pero es que ahora tiene a Rubén junto a ella. Rubén es tan guapo, no deja de mirarlo. Lo quiere acariciar pero él se levanta totalmente desnudo. Se sube el bóxers. Se ve algo angustiado. Rubén está conmocionado.
--esto no debió pasar… --dice mientras se sube los calzoncillos.
Ella se levanta envuelta en la sábana.
--¿porqué? Yo te amo…
Rubén se sube los pantalones. Se ve algo sofocado.
--pero yo no sé que siento.
Ella lo abraza por la espalda.
--yo no te pido nada.
Rubén sale a medio vestir.
--pero esto no se debe volver a repetir…
Esther se queda en la cama con un sabor agridulce. Abraza esas sábanas que han tenido el cuerpo desnudo de ese hombre que lleva tanto tiempo amando.
--¡ha sido mío¡ ¡¡he sido suya¡
Esther no sabe si debe sentirse triste o feliz. Rubén está algo aturdido, entra en la habitación de Justo. No se acordaba que él no estaba pero Esther está desnuda en su habitación y ahí no puede estar. Se sienta en la cama, se vuelve a levantar. Se lleva las manos a la cabeza. Está muy alterado.
--¿¿qué he hecho?¿¿qué he hecho?
Siente que ha mancillado el honor de la madre de sus hijos.
--¡esto no debió pasar¡
Ya ha olvidado a Constitución, Esther es una mujer que lo ama y tienen cuatro hijas. Le gusta como lo cuida, le gusta como lo ama. Sonríe pícaro, le gusta acostarse con ella.


Por otro lado, Jose está tomando un café en el bar al que acostumbra a ir. Cruz se acerca a la barra. Pide otro café. Jose sólo ha tenido cerca al guapísimo sacerdote en la comunión de su hijo. No imagina que el padre de su hijo pequeño.
--¡con lo bueno que está –piensa—es una lástima que sea sotana¡
Le encantaría poder ver que tal culo tiene el sacerdote.
--Siendo hermano de quien es… debe ser una cosa impresionante –va pensando—Es un pecado que no luzca cuerpo.
Cruz va hacia los lavabos y Jose se pone cachondo. Nunca ha visto a un cura en los lavabos y Cruz está muy bueno:
--Llevará algo bajo esa sotana? –piensa cachondo.
Jose no lo duda. Cruz está en el urinario, con la sotana algo levantada. Lleva unos jeans pero, aunque a Jose le encantaría, no deja ver trasero. Jose se pone a su lado. Está muy excitado.
--¡a ver qué tal verga tiene el padrecito¡ --piensa para sí excitado.
Cruz se pone nervioso pero no porque se dé cuenta del deseo de Jose. No imagina que el hombre es gay y quiere verle el pene.
--buenas padre –dice Jose al ponerse a su lado.
A Cruz le incomoda mucho estar junto al esposo de la única persona que ha profanado su cuerpo, al lado del hombre que ha reconocido suyo al hijo que él gestó. Jose está excitado. Le encanta tener cerca de ese cura. Es muy guapo, le gusta más Rubén y Mac pero Cruz está como quiere. Eso sí, lamenta no poder verle el culo. Jose está encantado que Cruz esté en el urinario. Tiene ganas de verle la verga y pensaba que tal vez se encerraría en el wáter. Nada más ponerse a su lado, Jose le ve la trompa al sacerdote…
--buenísimas –dice para sí Jose al ver lo que Cruz tiene entre las piernas.
--¿¿qué tal, hijo? –dice el joven algo incómodo.
Cruz mira para otro lado para así no tener que darle conversación a Jose y Jose encantado porque así puede verle la verga sin problemas.
--¡pedazo de verga que tiene el cura¡ --dice para sí.
No es de las más grandes que ha visto pero no está nada mal. Jose no se pierde detalle. Sabe que no podrá tener otra oportunidad así. Calcula lo que le debe medir.
--No debe tener menos de 10 centímetros –va pensando—que así dormida no está nada mal. Al lado de la mía es gigantesca… ¡¡pero es que es muy gorda¡
Cruz la tiene muy bien agarrada y no se la ve completa pero lo que ve le encanta y se hace una idea de lo que le cuelga al sacerdote.
--menos mal que no voy a misa… sino cómo lo voy a mirar a los ojos después de esto –dice para sí.
A Jose le encanta vivir un momento así con el sacerdote. Ninguno de los dos se da cuenta que alguien entra al baño. Es Demetrio que se da cuenta como Jose le está mirando la verga a su hijo descaradamente aprovechando que Cruz no mira. Demetrio tiene deseos de matar al hombre. Le diría de todo en ese momento pero no quiere que Jose pueda decir cosas que no desea que Cruz sepa. Sale sin que lo vean. Cruz se retira.
--hasta otra, padre. Que tenga un buen día –Jose cachondo.
--si, gracias…
Cruz se ve nervioso pero no porque se haya sentido acosado. Demetrio se queda en un rincón ve a su hijo agobiado y cree que es porque se ha dado cuenta del acoso de Jose. Entra en el baño. Entra de golpe. Se queda helado al ver que Jose está en el urinario en el que estaba Cruz. Jose ha parado de golpe pero Demetrio se da cuenta que se está masturbando. Jose lo mira con miedo, le sorprende que Demetrio no lo golpee. Demetrio lo mira con odio pero abandona el local sin hacer ningún escándalo.

Jose vuelve a su casa tranquilo y contento por la visión que ha tenido. En un lugar apartado, el jeep de Demetrio lo intercepta. Eso no extraña a Jose. Después de haber visto a Demetrio imaginó que tendría que pagar por lo que ha hecho.
--el gusto bien merece un buen gusto –se dice.
Demetrio empieza a golpear la puerta del auto.
--¡sal, te voy a matar desgraciado¡.
Jose no sale del auto, entonces Demetrio le rompe el cristal con una piedra. Abre la puerta. Agarra del cuello a Jose y le empieza a dar de golpes.
--¡te he visto hace un rato con Cruz¡ ¡¡eres una basura¡ ¡¡no tienes respecto por nada¡ ¡¡Va a ser la última vez que goces de un de La Colina¡
A Jose le molesta la doble moral de Demetrio:
--sí, es una pena que tus hijos no sean como tú que me dejaste gozar tu verga por dinero.
Demetrio se tira sobre Jose, empieza a golpearlo como loco.
--¡a mis hijos ni mirarlo¡ ¡¡Un De La Colina está demasiado alto para ti¡ ¡¡no somos maricones¡
Jose no se puede defender pero no se quiere quedar callado.
--Es una lástima que tus hijos no sean como tu padre… pagaría lo que fuera por chingarme uno de ellos… O los tres…
--¡¡¡QUE TE CALLES¡
Demetrio pierde los nervios, agarra una enorme piedra que está a su lado y le revienta la cabeza a Jose. Cuando se da cuenta que lo ha matado tira la piedra asustado. Quería darle un escarmiento pero no tenía pensando matarlo.

Capitulo 82









Mac y Denise están juntos. Han hecho el amor en el río. Se visten.
--¿y cómo están las hijas de tu hermano?¿las conoces?
--Ya sabes que no, no quiero ausentarme del pueblo, quiero estar contigo.
Se besan.
--Además a mi me importa nuestro bebé –Mac.
Denise acaricia a Mac.
--Es mi nieto, tu hijo --dice con amor.
Denise se pone un poco triste al pensar en ese hijo de Mac que se malogró pero siente que la vida le ha dado una oportunidad. Mac se siente orgulloso además porque es varón.
--Mi padre está tan feliz porque es macho.
--claro… es su heredero.
Y aunque está feliz con Mac, Denise no puede olvidar lo que siempre ha sido su ambición. Su nieto es el heredero legítimo de Demetrio de La Colina.
--cómo debe ser el primogénito dando vida al primero de los nietos de mi padre.
Denise no puede evitar pensar qué sentiría su amado si supiera que fue ella quien le dio el primer nieto a Demetrio pero eso es un secreto que no desea que jamás sea desvelado. Mac abraza con fuerza a Denise.
--Le vencí al bastardo ese, ningún bastardo nunca tendrá nada de Los De La Colina.
Denise se incomoda un poco por el tema y Mac se da cuenta.
--perdona, mi amor –dice acariciándola dulcemente—sabes que no lo decía por tus hijos. A ti no te interesa nada de mi familia.
Y ella lo mira a los ojos y cada vez esa ambición es menor.
--sólo ti –dice ella.
Y Mac la siente sincera y se funden en un apasionado beso de amor.

Por otro lado, Esther ya tiene que abandonar el hospital. Para ella es muy duro irse dejando a sus hijas allá. Rubén está con ella.
--vendremos todos los días.
Tienen que firmar en el Registro Civil. Rubén es ya un hombre divorciado. Él y Esther presentan a sus hijas como un padre y una madre normales. Son hijas son De la Colina Ramírez. Eso es algo que llena de dicha a la joven.
--¿seguro que no quieras tomar partido en el nombre? Somos sus padres –Rubén.
A Esther le emociona cada vez que Rubén dice que son los padres de esas niñas. Él y ella, ambos con los mismos derechos. Él no la ve como ella desea pero sin duda sus hijas lo unen. Cada día que pasan las cuatro están más fuertes y eso les llena de ilusión y esperanza. Precisamente ese es el primer nombre que eligen para una de las pequeñas: Esperanza. Esas niñas son un milagro. Esther y Rubén se han convertido en padres sin haber tenido sexo y ese es el nombre que Rubén ha elegido para otra de sus hijas, Milagros.
--La tercera se llamará Piedad en honor a mi madre.
--¿y la siguiente? –le preguntan para anotarla.
Rubén mira a Esther y dice:
--Esther.
Eso emociona mucho a la joven. Se le saltan las lágrimas.
--¿¿cómo yo?
Rubén le sonríe. Acaricia las lágrimas de la joven:
--Por darme el regalo más maravilloso que una mujer le pueda dar a un hombre.
Rubén besa a la joven con mucho cariño. La abraza.
--gracias por devolverme la vida –le dice él.
Y ella tiembla en sus brazos. Siente que se muriera en esa momento podría morir feliz porque está junto a su amado. Rubén no quiere alimentar el amor que esa joven siente hacia él. El amor ha desaparecido de su alma. Ya no piensa en Constitución, es un hombre libre. Un padre que sólo quiere vivir para sus hijas. Esas hijas lo unen a Esther de una manera inevitable y eso es una unión que se estrecha día a día, semana a semana. Esther está viviendo un sueño. Rubén es el padre de sus hijas, de sangre y de ley. Nadie se los va a quitar, no va a tener que renunciar a ellos. Rubén y ella las criarán por igual. Van siempre juntos al hospital, están pendientes de las pequeñas. Todas las enfermeras los tratan como si fueran pareja y ellos no aclaran nada. Esther siente que el corazón se le va a salir del pecho, cada vez se siente más enamorada y a Rubén cada vez le gusta más la devoción que Esther siente por él. Tiene claro que nunca nadie ha mirado en su alma, nadie lo ha querido como lo está queriendo Esther.

Esther ha dado vida a las hijas de Rubén y ella es la madre legal. Esther siente que vive un sueño constante. Le da penita las circunstancias pero lucha junto a Rubén y sus hijas. Sus niñas son alimentadas por la leche materna que sacan a Esther con un saca leches y a que introducen a las bebitas por sonda. Aunque no es la alimentación natural, eso sirve para que Esther tenga consciencia que todo está pasando de verdad. Ella es la madre y Rubén que está a su lado en todo momento es el padre. Esas niñas sólo dependen de ellos dos.

Día a día, semana a semana Rubén y Esther visitan constantemente a sus pequeñas en la incubadora. Las acarician, les hablan. Les hacen sentir que las aman, que están con ellas. Tratan de trasmitirle parte de su vida, de sus energías para que luchan. Cada gramo que engordan, cada día que pasa es un triunfo para la pareja. Es un acercamiento, están más unido, el cerco que los uno se estrecha cada vez más.

Y al fin las pequeñas De La Colina ya son dada de altas. Ni Rubén ni Esther pueden creérselo. Rubén y Esther llevan cada uno a una de las niñas y han contratado a dos empleadas para que les ayuden. Justo y Axel están con ellos celebran la alegría del momento. Rubén llora de felicidad cuando al fin ve a sus niñas en la casa, en ese cuarto que ha estado esperándolas por meses. Justo ha compartido las penas y también las alegrías con Rubén.
--¡felicidades, papá¡
Los dos casi hermanos se funden en un abrazo muy cariñoso. Están muy contentos. Dejan a las pequeñas descansan. Baja un momento a la sala con Justo.
--¡tenemos que brindar por mis hijas¡
Axel está en la sala. Brindan con unas cervezas.
--¿porqué no vamos a celebrar? –Axel-- ¡¡esto hay que celebrarlo a lo grande¡
Justo está muy contento. Le gusta ver a Rubén tan feliz.
--¡sí, es buena idea¡
--No puedo. Soy padre, mi lugar está aquí. He pasado demasiado tiempo separados de ellas y no quiero perderme ni un instante de ellas.
--¡hablas como un papá¡ --dice Justo divertido.
--un feliz papá –dice emocionado.
Rubén abraza a sus amigos entusiasmado. Los tres están muy contentos.
--pero vayan ustedes, celebren por mi.
Justo tiene ganas de salir a divertirte pero le asusta estar a solas con Axel. Rubén abraza por los hombros a Justo.
--hazlo por mí.
--está bien…
Axel y Rubén se mira con complicidad. Justo se va con Axel. Rubén se queda pendiente de Esther, de las niñas. Está feliz. Se acercan los dos a la cuna.
--Esto es un milagro, no puedo ser más feliz.
Rubén se deja llevar por sus hormonas, por sus meses de abstinencia, por el cariño que le da esa chica. Le agarra la mano:
--¿seguro que quieres? --le susurra él.
Esther tiembla por la mirada de él. Se dejan llevar y se besan. Es un beso tímido pero luego se besan con pasión. No piensan en nada. Rubén lleva a Esther a su cuarto, se va desnudando. Se deja llevar por sus impulsos, es muy apasionado. Ella llora en sus brazos.



Capitulo 81


Rubén está muy pendiente de sus cinco hijas que con horas de nacidas ya tienen que luchar su batalla más dura: por vivir. Además cuida de Esther con mucho mimo. Él le ofrece cariño de hermano pero ella se siente más enamorada que nunca. Él la lleva en silla de ruedas a ver a las pequeñas. El parto ha sido muy duro y está débil. La ayuda a levantar. Los dos se quedan abrazados.
--¡son tan pequeñitas¡ --dice ella con el corazón en un puño.
Esther se siente morir al ver esas bebitas que llevan su sangre y la de Rubén al borde de la muerte. Las ama porque las ha llevado por meses en su vientre pero es que además son las hijas del amor de su vida. Es un milagro que existan y sabe que jamás podrá volver a llevar en su seno al hijo de su amado. Esa es su única oportunidad. Rubén siente que ha perdido el rumbo, sólo esas pequeñas le dan un motivo para vivir.
--¿se van a salvar verdad? –pregunta ella con angustia.
Los dos necesitan aferrarse a esa esperanza.
--claro que sí –dice él aunque no está nada seguro.
Y Rubén está muerto de miedo, sus hijas son demasiado frágiles y cualquier cosa puede pasar. Rubén es muy afectuoso con Esther y ella se siente feliz pero sabe que si esas niñas mueren no sólo le dolerá como madre sino como mujer porque perderá el único lazo que la une al amor de su vida. Rubén ayuda a sentarse a Esther de nuevo en la silla, la lleva a la cama. Está pendiente de ella en todo momento. Se queda sentado con ella en la cama. Le agarra de la mano. Le habla de todo y de nada para distraerla. Justo los interrumpe.
--¿puedes venir un momento?
La cara de él los sobresalta. Rubén se queda pálido aunque fuerza una sonrisa ante Esther.
--ahora vuelvo.
Esther está muy nerviosa.
--algo le pasó a nuestras niñas, ¡yo tengo que ir¡
Rubén es muy cariñoso con ella:
--hace una hora estaban bien, tú quédate tranquila. Yo ahora vengo y te cuento.
Rubén le da un beso en la frente. Se ve sereno aunque está roto por dentro. Eso le da confianza a Esther. Se queda más tranquila. Justo abraza a Rubén por los hombros:
--tienes que ser fuerte.
Rubén sufre un fuerte shock al saber que ha muerto una de sus pequeñas. Quiere ver el cuerpo pero Justo no se lo permite.
--No te atormentes más. Tienes cuatro niñas por las que velar. Ellas y Esther te necesitan fuerte.
Rubén se derrumba en una butaca. Está destrozado. Esas bebitas son su esperanza, su ilusión, su motivo de vivir. No soporta la idea de perderlas.
--¡¡se me van a morir, una a una¡
Justo en cuclillas. Es muy cariñoso con él. Le agarra de la mano, le acaricia la mejilla con la otra mano.
--No digas eso… sobre todo por Esther. Era difícil que sobrevivieran todas, estas cosas pasan en un parto múltiple. Era la más débil pero las otras son fuertes, van a luchar.
Justo le diría que de cuatro alguna sobrevivirá pero no le parece un comentario oportuno.
--son luchadoras… confía en ellas.
Justo y Rubén se quedan un buen rato abrazados. Luego Rubén seca sus lágrimas.
--Gracias por estar conmigo, por apoyarme como un hermano.
--Llevamos la misma sangre. No lo olvides.
Rubén mira con cariño a Justo:
--Nunca lo olvidé.
Se abrazan de nuevo. Rubén se apoya en Justo. Van juntos al lavabo. Rubén se lava la cara para estar más tranquilo cuando hable con Esther. Entra él solo. Se ve sonriente pero Esther nota que ha pasado algo.
--¿¿qué les ha pasado a mis niñas?
Rubén se sienta con ella. Le agarra de las manos. La besa en las mejillas. Besa las lágrimas de ella. La voz de él suena rota pese a que él trata de no angustiarse.
--perdimos a una, pero las demás están bien…
Esther llora.
--¡mi niña… no puedo ser¡
Rubén pone sus manos en las mejillas de Esther. No puede evitar que se le escape una lágrima:
--¡pero las demás están bien¡ ¡todo va a salir bien¡
Ambos quieren creer en eso. Se abrazan con fuerza. Se aferran el uno en el otro.




3 días después… María Piedad regresa a La Poderosa. Se acerca al despacho de su esposa.
--Las niñas de Rubén son hermosas. Las cuatro están bien, son muy pequeñitas. Aún les queda mucho por luchar por yo estoy segura que las cuatro van a estar bien.
Demetrio no le hace mucho caso. Hubiera deseado tener cuatro machos. Sí, cuantos más De la Colina sean mejor pero tampoco le preocupa mucho si a alguna le pasa algo. De repente se oye el llanto de unos bebés. Son fuertes, es más de una.
--¿¿qué es eso? --María Piedad.
--son unas gemelitas, son las hijas de una prima mía. Era soltera y falleció en el parto. Van a vivir aquí --Demetrio.
María Piedad va hacia la cocina de donde viene el llanto de las pequeñas. La cocinera está dándole el biberón a una y la otra llora en un moisés.
--¿de qué prima?
--Son las hijas de una prima lejana… El servicio se ocupará de ellas.
María Piedad agarra a una de las hijas de Pierre con mucho cariño. Ambas son hermosas y están perfectamente. La cocinera le dice que no se preocupe que ella se ocupa de las pequeñas que ya han sido instaladas en la habitación de servicio. Demetrio pretende criar a sus nietas como parte del servicio. Esas pequeñas roban el corazón a María Piedad.
--¿Cómo se llaman?
--María y Petra… --dice Demetrio.
--pues que las instalen en una habitación continua a la mía, yo me haré cargo de ellas…
--No es necesario.
--Son de la familia, no sirvientas. Es lo justo.
María Piedad agarra a una y ayuda a la cocina a darle el biberón.
--estas niñas serán mi alegría…
Demetrio sonríe. María Piedad ha criado a uno de sus bastardos y ahora criará a las hijas de otro de sus bastardos. María Piedad mira a la cocinera y dice:
--diga a alguno de los hombres que instalen a las niñas arriba, yo me ocuparé de ellas. Usted ya tiene otras obligaciones, si necesito ayuda ya me ayudarán alguna de las empleadas nuevas.
María Piedad era una mujer gris desde la muerte de su hijo menor. Sus otros hijos ya son mayores y no la necesitan. Esas pequeñas le devuelven la ilusión, las ganas de vivir.

Capitulo 80


Rubén está desconcertado. Se aparta de Esther.
--Yo amo a tu madre.
Esther se queda sentada en la cama. No ha podido callar más. Ese hombre es al que ama, es libre ya y ella está esperando un hijo de él. No podía callar más ese amor que la está quemando por dentro pero espera no haber cometido un error, que Rubén no se asuste y no se aleje de ella.
--Yo no espero nada de ti, que todo siga igual entre nosotros –se toca el vientre—este hijo es un milagro y con él soy muy feliz. Gracias por darme una parte de ti.
Rubén no sabe qué decirle y no dice nada. La deja sola. Ansiosa, aturdida. Sin saber qué va a pasar. Rubén se refugia en Justo. Le cuenta lo que ha pasado.
--Me debería alejar de ella pero ¿y mi hijo?
Están los dos sentados en la cama, Justo le pone la mano en el muslo.
--Acepta lo que te ofrece Esther sin pensar. No te preocupes por nada.
--¿tú estarás a mi lado?
--claro.
Los dos se tratan con el cariño de dos hermanos.
--algún día podemos ir a tomar algo con Axel, a los dos nos hará bien salir.
Y Justo no le dice que sí pero tampoco que no. Eso es un gran avance y a Rubén le gusta.

5 meses después… Rubén se ha quedado en la casa. Vive con Esther. Disfruta al ver cómo le crece la panza. Su rostro se va llenando de vida. Le gusta como ella lo cuida, como se desvive por él y él no le ofrece nada. Axel se va haciendo frecuente en la casa. Incluso Rubén y Justo han montado una tienda de motos con Axel. Los tres se la pasan juntos. Justo se siente a gusto con los dos. Justo y Rubén llegan a la casa para la comida. Esther los recibe con una sonrisa abierta. Está muy gorda y radiante. De repente se rompe de dolor. Tiene dolores de parto. Ella se angustia mucho. Rubén trata de calmarla.
--¡no quiero a perder a los niños¡ --grita ella.
Rubén tampoco pero se muestra fuerte.
--el doctor dijo que era normal que se te adelantara, que es normal en este tipo de parto.
Él la ayuda a subir al auto. Justo es el que lo lleva. Esther siente que se está muriendo. Tanto Rubén como Esther quisiera entrar juntos en el quirófano pero a Rubén no le permiten entrar. Los niños van a nacer prematuros. Rubén se queda lloroso. Justo lo abraza.
--todo saldrá bien, es normal que no todos los embriones llegara a su fin, ya lo sabías… pero seguro que no todos mueren.
Eso igual no consuela mucho a Rubén.

Por su lado, en La Poderosa Demetrio está pendiente de otra noticia. Está en su despacho. Pierre es papá. No sabe nada de Pierre y lo que espera es que ese bebé sea niño. No se le veía el sexo pero Demetrio no lo duda.
--¡es varón¡
Si está claro que el sexo del otro bebé es niña así que este tiene que ser niño. Le decepciona saber que es una niña.
--bueno, almenos Rubén tendrá algún niño.
Se hubiera quedado más tranquilo al confirmar que alguno de los bebés de Esther es niño pero no el sexo de todos está claro y no se ve niño. Demetrio llama a su hombre de confianza y como la otra madre del hijo de Pierre salió fuera de cuentas pide que le provoquen el parto para poder presentar a esas dos niñas que han nacido como hermanas. Mientras, Silvia vive lejos de ahí. No sabe nada de Pierre y de las otras madres. Ella vive feliz sus últimos días de embarazo. Tiene la habitación ya toda pintada de azul. Su hijo se llamará Pedro y es su vida entera. No quiere que Demetrio lo sepa para evitar la influencia del hombre hacia su bebé, que quiera quitárselo.

En esos instantes, Rubén llora frente a la incubadora de sus cinco hijas. Llora con la cabeza apoyada en los cristales. Las mira con cariño, con todo el amor de padre que siente por ellas. Las mira y trata de mandarles todas sus fuerzas. Justo está junto a él. Lo abraza.
--felicidades, papá.
Pero es una felicidad amarga, Rubén mira a Justo con lágrimas en los ojos.
--son tan pequeñitas, son tan frágiles.
Justo ha aprendido a querer a Rubén como a un hermano y siente a sus hijas como sus sobrinas. En realidad son sus sobrinas nietas, un parentesco que se le hace muy extraño.
--pero son tus hijas ¡¡son fuertes¡¡ ¡¡llevan tu sangre¡
Rubén sonríe con ternura.
--Las primeras de La Colina mujer…
Y eso a Rubén le llena de orgullo.
--Su sangre es fuerte, son luchadoras.
Rubén mira a sus hijas una vez más. Luego entra en la habitación. Entra solo porque ha encargado a Justo que compre un el ramo de rosas más grande para Esther. Ella está débil. Ansiosa.
--¿y mis hijas? ¡quiero verlas¡
Él se sienta en la cama con ella.
--más tarde, ahora deja que te cuide yo.
Él le acaricia la cabeza. No hay amor por parte de él pero sí mucho cariño. La mira de una manera especial y ella se siente feliz. Ese día ha vuelto a nacer.

María Piedad ha recibido una llamada desde la capital.
--¡Demetrio, Demetrio¡
Demetrio está en el despacho pendiente de su celular. María Piedad irrumpe en el despacho.
--¡ya te he dicho que no me gusta que entres así¡
--¡ llamó Rubén¡ ¡¡Esther se puse de parto¡ ¡¡tuvo cinco niñas¡
La decepción de Demetrio es muy grande. Ya no quiere saber nada. Le da igual la salud de las niñas, que su esposa quiera irse a verlas. Demetrio no la quiere escuchar. Mac, que estaba bajando, ha escuchado la conversación. Él y Demetrio se miran y Mac ve que lo mira con orgullo. Mac sube a las habitaciones. Está ya preparada la habitación de su bebé, todo de azul. Una ecografía está enmarcada. Es un varón. Mac pensaba que tal vez Rubén también tendría otro varón, que podría nacer antes que su hijo pero ahora sabe que el hijo de Victoria será el primer nieto varón de su padre. Para Mac esto es muy importante porque siente que ha ganado, que ya su padre nunca le hará de lado. Demetrio ha subido a la habitación de su nieto. No le gusta que su heredero sea el nieto de Denise pero bueno ni él ni ella estarán vivos cuando llegue ese momento. Lo importante es que tendrá un nieto varón. Mac ve a su padre mirando la ropita del bebé. Hasta el momento ha estado distraído pendiente del nacimiento de los bebés de Rubén y Pierre pero ahora que sabe que el único varón es el de Mac sólo le importa eso. Padre e hijo se abrazan con mucha emoción. Victoria entra en el cuarto, gordita. Demetrio nunca ha estado pendiente de su embarazo. Le da rabia darse cuenta que es porque es su primer nieto varón, porque las otras son niñas. En el fondo desearía que el hijo fuera de Sergio pero luego le da miedo porque no ha vuelto a saber de Sergio, está segura que se ha burlado de ella y no tiene idea de lo que hará si su hijo tiene algún rasgo que delate su paternidad.