lunes, 30 de mayo de 2011

Capítulo 42


Jose se limpia. Se ha masturbado pensando en Rubén porque el chico le gusta mucho. Está cachondo por el encuentro con Rubén, molesto por lo que ha pasado con su familia. Ayer se llenó del chico del lavabo y eso lo ha tenido feliz pero ahora necesita una nueva inyección de él. Normalmente sus encuentros sexuales no son tan seguidos pero no se quiere arriesgar a perder de vista al chico, a no volver a verlo. Tampoco puede gastar tanto dinero.
--siempre me quejo de los excesos de Denise, no puedo hacer yo lo mismo.
Pero una vez más sí se lo puede permitir.
--En el camino pararé en un cajero.


Jose llega a la estación. Hay gente en el lavabo. Ve a su chico guapo y siente que el corazón se le va a escapar del pecho pero no se atreve a hacerse a él. Le da cosa habiendo más hombres. El chico tiene 17 años y no quiere que nadie se dé cuenta que paga por acostarse con él. No es de los más guapos que ha visto, Mac y Rubén lo son más. La palabra correcta sería lindo.
--¡pero ha sido mío¡ --piensa excitado.
Ese chiquillo lo ha hecho gozar con su verga como nunca antes ha gozado. El chico está dando unas vueltas en el lavabo esperando un cliente. Jose lo observa de lejos con ganas de seguirlo pero sin atreverse. Tiene los pantalones muy caídos. No se le ve nada de culo y tampoco nada de bulto.
--¡que diferencia con Rubén¡ --va pensando.
Según la postura del chico se le ve un poco la puntita en el bulto genital. Eso pone muy cachondo a Jose. Recuerda la verguita del joven, cómo la gozó.
--¡que se vaya la gente¡ ¡¡tengo que volver a disfrutar de él¡ --va pensando.
El chico se toca el pecho por debajo de la camiseta.
--¡wow, qué espectáculo¡ ¡¡es para venirse¡ --piensa el ansioso hombre.
Se le ve bien la barriguita. Muy delgadito, demasiado seco. Se le ve unos poquitos, muy poquitos pelitos. Y lo mejor la goma de los calzoncillos.
--¡pedazo de goma¡
Grande, blanca. Jose no puede más.
--¡yo entro, que la gente diga lo que quiera¡
En eso que entra en viejo. Le dice algo al oído y el chico entra en el wáter con el viejo sin importar que haya gente
--¡mierda, mierda¡
Jose siente rabia, celos. Se queda apartado. Esperando que el chico salga.
--espero que sean sólo unas mamaditas.
Tardan como una media hora. A Jose le da un poco de asco pensar que ese chico se vaya a acostar con él después de acostarse con el viejo. Le repugna la cara de gusto del viejo (de más de 70 años) cuando sale.
--¡maldito viejo¡
Está a punto de irse Jose pero entonces ve que el joven lo ha visto, que lo mira. Se acerca a él.
--hola, ¿llevas mucho por aquí?
Jose está muy nervioso.
--Un rato, te estaba esperando.
--bueno, yo voy a tomar algo para recuperarme un poco. En seguida vuelvo. Espérame.
El chico se muestra muy amable. A Jose le da rabia tener que esperar porque el chico se ha acostado con otro y no se le levantaría aún pero merece la pena. Le gustaría que el chico le hubiera dicho que podía ir con él pero no lo hace. Eso sí, Jose va dando vueltas y está pendiente del bar en el que se ha metido el chico. El chico se nuevo se rasca el pecho por debajo de la camiseta y al sacar la mano, la camiseta le queda levantada y durante un buen rato Jose goza de la barriguita, de los bóxers del chico. Está muy caliente.
--¡me va a chingar, me va a chingar¡ --piensa.
Piensa incluso, ya que se ha acostado con el viejo, en pagarle menos pero le sabe mal. No quiere sentir que abusa del chico. El chico se queda un buen rato mostrando carne. Jose no sabe si por rubor o porque se ha dado cuenta que Jose lo miraba y le molestaba pero se baja la camiseta y ya no se le ve tanto. Jose entonces lo espera en el lavabo. No hay nadie cuando el chico vuelve y eso lo agradece. El chico sonríe.
--¿qué es lo que quieres?
--Lo mismo de ayer.
El chico no esperaba que le pagara tanto pero no dice nada. Entran los dos en el lavabo, está dispuesto a complacerlo. Luego se van cada uno por su camino. Jose quisiera saber almenos su nombre pero el chico no se lo dice.
--estoy trabajando.
No quiere que sepa nada de él.
--búscame siempre que quieras.
Jose lo mira con cara de pervertido y dice:
--lo haré sin duda.
Y llega con una sonrisa a su casa.






Al día siguiente, Pierre llega a su departamento de Milán.
--¡Ty, tío¡ ¡¡Qué bien me lo he pasado¡ ¡¡tengo mucho que contarte¡ ¡¡Ty?¡
El silencio le sorprende.
--Que raro, si siempre me espera.
Pierre deja las cosas en su cuarto. Se va sacando la ropa. Va al baño totalmente desnudo.
--seguro que cuando sepa que estoy en bolas da señales de vida –dice divertido.
Pierre prefiere hacerse el tonto pero se da cuenta de la atracción que su amigo siente hacia él, que le gusta verlo desnudo pero tampoco cree que sea algo para darle demasiada importancia. Pierre se ducha tranquilo. Está feliz y relajado por su viaje. El jabón desliza por su torso, sus genitales, también por la espalda, por las nalgas… Pierre está un buen rato en la ducha. Está cansado del viaje. Sale todo desnudo y mojado. Se va secando con la toalla. No entiende que Tyler no esté. Agarra su celular. Llama a su amigo.
--¿¿Ty, dónde estás?
--Hola hijo.
No es la voz de Tyler.
--¿¿Quién es usted?
--¿no me conoces?
--¿Don Demetrio?
Demetrio tiene el celular de Tyler.
--Me alegro que conozcas mi voz.
--¿¿qué significa todo esto?
--si quieres ver con vida a tu amigo no llames a la policía y ve a la poderosa…
--¿¿qué significa esto? ¡Usted me echó¡ ¡¡ahora quiere que vuelva¡
--se acabó mariposear…
--¿¿qué le has hecho?
--Tu amiguita está bien, pero no lo estará si en las próximas horas no vienes a verme y haces lo que te diga.
La voz de Demetrio suena amenazante. Pierre no da crédito a lo que está pasando.



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