lunes, 30 de mayo de 2011

Capitulo 38


Jose sabe que se está arriesgando mucho ofreciendo dinero a un chico menor de edad. Le gustan jovencitos. Guapos y tiernecitos es como más le gusta pero nunca se ha acostado con un chico menor de veinte años. Ese chico es tan guapo y además su juventud lo hace más apetecible. Pagaría lo que fuera por acostarse con él. El chico se ha acostado con viejos por la mitad del dinero que le está ofreciendo Jose. La oferta es demasiado tentadora para que el chico la rechace. Se encierran en el mismo wáter en el que ha salido Jose. A Jose le excita darse cuenta que el chico es un experto, que no es la primera vez que se vende. Jose se tira sobre él. Lo besa ardientemente.
--besos no –dice el chico.
Jose ha probado por unos segundos los labios de ese chico. Era algo que lo necesitaba. Lo han besado pocas veces y ese chico está demasiado guapo como para no aprovecharlo. El joven siempre se niega a que lo besen pero ya que Jose le ha pagado más de lo que le pagan los otros clientes pues ha querido tener ese detalle con él. Ha permitido que lo bese pero no por mucho tiempo. Jose va directo a la verga. Le gusta que la tenga pequeña, ver como se hace grande en su boca. Al chico le crece bastante, es algo que le sorprende. La tiene pequeñita y no de las que más crecen pero Jose disfruta mucho teniendo esa verga. Jose ha ido con prisa, el chico está totalmente vestido, Jose le ha sacado la verga por el pantalón. Cuando ya está más calmado, se levanta. Se saca él su propia verga.
--¡cómetela¡
El chico obedece. A Jose le encanta tener a un chico tan guapo a su servicio. El chico la chupa con ganas.
--¡ostia, que bien lo haces¡ --jadea el hombre mientras le acaricia la cabeza.
A Jose le sorprende que ese chico tan joven sea toda una máquina del sexo. Se excita pensando que habrá tenido muchas vergas en su boca, que ha estado con muchos hombres. Jose está muy caliente y se viene enseguida en la boca del chico. Éste no tiene problemas en tener el esperma de Jose en su boca pero lo escupe enseguida, cae al piso.
--¡Desnúdate¡ --dice el hombre.
A Jose le encanta ver como el chico se abre la camisa. Su pecho es tan tierno, Jose lo acaricia.
--Eres tan joven, tan guapo…
El chico se baja los pantalones y los bóxers hasta los pies. No se los saca, a ninguno de los dos les parece necesario. Jose es el que le quita la camisa. Le deja colgada en el pomo para que no se manche. Jose disfruta lamiendo el torso del chico, lamiendo sus pezones. Recorre lentamente milímetro a milímetro cada rincón de la piel se ese chico. El chico es una estatua, se deja hacer. Jose está feliz de haber encontrado un chico tan guapo dispuesto a satisfacerlo. Jose le lame el torso, los brazos, el vientre, le da la vuelta. Le encanta que su lengua esté en su trasero. Disfruta lentamente del cuerpo del chico. Ya no puede más. Se levanta. Tiene los pantalones y los bóxers hasta las rodillas. Jose se pone cara al wáter. Culo en pompa. No le pide al chico que le toque en el cuerpo, le basta con que le acaricie y le chupe un poco el ano. Jose se retuerce de placer. Ya había olvidado que se podía gozar tanto. Ya no es un desahogo, ahora sí está disfrutando de verdad. El chico toma uno de sus preservativos. Se cubre y se clava en el hombre que tiene que hacer un verdadero esfuerzo para no gritar, se retorcerse del gusto. Su labio sangra de lo mucho que se está frustrando para no gritar. El chico está llenando de vida a Jose que siente que es uno de los momentos más felices de su vida. Aunque sólo es un cliente, el chico está contento al ver que el cliente queda contento con el servicio, que considera como bien gastado su dinero.


El que no se frustra es Rubén. El chico jadea mientras su esposa galopa sobre él. Rubén tiene una actitud pasiva. Tirada en la cama, con las manos en los barrotes. Constitución le ha prohibido que haga algo. Los jadeos de ambos son fuertes.
--¡¡que polvo, Rubén¡ ¡que polvo¡
A Constitución le encanta el sexo con su marido. Tener a ese chico tan joven y guapo a su servicio. Rubén la mira con placer pero también con amor. Agarra de la cintura a su esposa.
--¡más fuerte, que ya me vengo¡
Rubén emite un fuerte aullido al explotar en el interior de su esposa.
--wow ¡¡eres genial, mi amor¡ ¡¡te amo tanto¡ --jadea él aún retorciendo del gusto.
Constitución lo mira, con deseo, con orgullo más no con amor. Esther está tras la puerta, ha escuchado todo el polvo. Le excita escuchar los jadeos de Rubén, también la frustran. Pone su mano en la puerta.
--¿¿porqué no yo?
Se sobresalta al ver que alguien le agarra de la cintura y la saca de ahí.
--¡no te da vergüenza espiar a tu madre mientras hace el amor¡
Esther se suelta. Es muy violenta.
--¡y a ti qué te importa¡
Sergio se pone coqueto.
--Si quieres tú y yo nos podemos divertir.
Ella lo mira con desprecio.
--¡nunca¡
A Sergio le duele el rechazo de la chica. También ver que Demetrio lo ha observado todo y sonríe satisfecho. El hombre se acerca a su hijo. Saca dinero de su bolsillo y se lo entrega al muchacho.
--Vete a la cantina y diviértete…
Sergio se ofende.
--¡yo puedo acostarme con una chica sin tener que pagarle¡
--En este pueblo no hay tantas opciones si no quieres tener boda.
Sergio se siente frustrado así que agarra el dinero del hombre y se va al pueblo. Demetrio sonríe con orgullo al verlo partir sabiendo que va a coger con una prostituta.
--¡Es mi hijo¡ ¡¡puro macho¡ ¡¡cómo deben serlo todos mis hijos¡
Una mirada de rabia desfila por su mente.
--¡no voy a permitir que me salga otro rarito como Joaquín… a palos lo voy a curar¡ ¡¡no quiero más depravados¡

Por su lado, Jose está muy satisfecho. Se abrocha los pantalones mientras el chico se viste.
--como te llamas?
--Eso no te lo puedo decir.
--No importa, me hacía falta que me echaran un buen polvo. No te puedes ni imaginar lo feliz que me has hecho.
La misión del chico es dar placer, si no han acordado un tiempo pues tampoco lo quiere perder hablando. A Jose le excita ver como el chico se sube la ropa.
--Me gustaría verte otro día.
--Si claro, yo siempre estoy por aquí a estas horas.
--pero tendrás otros clientes, no sé. No me gustaría venir y no verte.
El chico no quiere que Jose sepa como localizarlo.
--Siempre estoy, si no me ves espera. Puedo estar dando una vuelta o trabajando, pero aparezco seguro.
Jose quisiera acariciarlo, darle un beso pero el chico marca la distancia. Sale abrochándose la camisa. Los pantalones son muy anchos, no se le ve culo pero Jose está contento de haber gozado de ese chico.

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