Comienza un nuevo día. Victoria, muy ansiosa va a su cita con Sergio. Éste la estaba esperando. Lo ve de espaldas, con el casco de la moto en la mano. Se le ve nervioso porque va de un lado a otro. Victoria siente deseos. Incluso por un momento se le cruza la idea de llevárselo a la cama en ese instante para que no la deje. Pero está segura que el sexo nunca ha solucionado una relación. Lo que está naciendo entre ella y Sergio es demasiado tierno y no lo quiere estropear con sexo tan pronto. Los dos se miran con cariño pero también asustados. Ambos son conscientes que de lo que hablen será definitivo para una posible relación entre ambos. Ninguno de los dos sabe bien cómo empezar. Se sientan en el respaldo de un banco. Se miran con tristeza.
--la situación es difícil para mi. Me estoy metiendo en un lío mi gordo
Victoria pone su mano en la mejilla de Sergio que cierra los ojos, se estremece. Le encanta que la joven lo toque.
--Todo es muy complicado, difícil de explicar. Mi madre me tendió una trampa y si no le doy un hijo a Mac le contará cosas a mi padre que lo matarían.
Eso le duele mucho a Sergio.
--¿¿vas a tener un hijo?
Victoria agacha la cabeza. Sergio se ve triste. De nuevo se ha enamorado de una mujer que no le pertenece. Se aparta de ella, se ve sofocado. Se mueve mucho, resopla. Se lleva las manos a la cabeza. Victoria lo abraza por la espalda, él quiere rechazarla pero no puedo.
--sé que es difícil, que es injusto para ti pero no me arrepiento de nada sólo por ti. Conocerte es lo mejor que me ha pasado.
Sergio se gira. Las lágrimas de la joven lo conmueven. No pueden evitar besarse. Se aferran con desesperación el uno al otro.
--Esto es una locura, tú no sabes quién soy.
--Sé lo que se dice en el pueblo, que eres hijo de don Demetrio.
Él la mira fijamente. Pone sus manos en las mejillas de ella:
__¿y eso cambiaria las cosas? ¿Si no fuera simple un capataz no estarías conmigo?
--Ojala seas un simple capataz.
Ella no quiere saber nada más y él no se lo dice.
--¡no me dejes, no me dejes¡ ¡Mi vida es un infierno, sólo estar contigo la hace hermosa¡ --suplica ella abrazándolo con angustia.
Sergio la acaricia con ternura, sabe que debe decir no pero le es tan difícil. Victoria no quiere parecer una mujer desesperada pero en serio le gusta mucho Sergio y además le repugna ser sometida por Mac, tener que darle un hijo y necesita aferrarse a un amor que la ayude a olvidar su vida.
--Te necesito, sólo vivo por ti.
--¿estás segura? --pregunta él con cariño.
Victoria traga saliva. Tiene miedo a descubrir que Sergio es como los demás y que ahora le pida sexo pero se quiere arriesgar:
--sí.
Sergio la abraza contento:
--vamos a intentarlo.
--¿en serio? --feliz.
--¿tu quieres?
--Yo, si. ¿y tu?
--Yo también.
Él es muy tierno con ella. Victoria está emocionada. Cada vez será más convencida de que Sergio es el príncipe que ha estado esperando toda su vida. Se miran, se sonríen. Se abrazan y se besan apasionadamente.
--vamos a celebrarlo¡¡ --dice él muy contento.
Y Victoria piensa ¡¡ya está¡ ahora me pide sexo y lo estropea todo. Pero no, Sergio siente algo muy especial por Victoria. La respecta a ella y no quiere hacer nada de lo que no esté ella segura. Victoria no está segura de querer hacer el amor con Sergio pese a que lo desea y le excita recordar su desnudez. Está segura que eso depende sólo de ella. Tiene claro que no la va a rechazar por eso pero sí prefiere ir con cuidado. Victoria le deja claro que quiere estar con él pero que lo quiere libre para decidir si seguir o no con lo que está naciendo entre ellos. Caminan rozándose las manos. Besándose con timidez. No se acercan a los lugares dónde puedo haber gente para evitar que los descubran. Pasan un buen rato juntos y no quisieran separarse. No van juntos a la casa para que nadie empiece a hablar.
--Yo espero aquí --dice Sergio con una sonrisa.
Victoria lo mira con mucho cariño y mucho deseo pero ya que él se controla pues ella también. Eso sí lo besa en los labios. Los dos se dejan arrastrar por ese beso y resulta más intenso y apasionado de lo que por prudencia querían. Se separan, se miran con timidez. Ella se va corriendo. Ansiosa, feliz. Después de tanto momentos amargos ha amanecido y está entusiasmada. Se gira y ahí está Sergio esperando con una sonrisa. Suspirando.
Días después… Constitución llega a la casa en la noche. Algo bebida y oliendo a otro hombre. Rubén es un chico cada vez más triste. Le duele estar alejado de su esposa pero no se ve capaz de hacer nada. Sólo espera, confía en que la suciedad que siente por dentro por lo que supuestamente pasó con Thiago se le borre y todo sea como antes. Constitución entre en la habitación. Supone que su esposo estará dormido pero Rubén se ha levantado para hacer pis. Ella lo ve orinando y desnudo. Se muere del deseo. Se está cansado de estar con un enfermo pero cada vez que lo ve desnudo se vuelve loca por él. Lo desea. No es amor, es sexo puro y duro y es que nunca ha estado ni ha conocido a un chico tan guapísimo como Rubén y no le es fácil renunciar a él. No poder acostarse con él es una verdadera tragedia para la mujer. Se le tira encima. El chorro cae fuera.
--¡mira lo que me hiciste hacer¡ --se enoja él mientras se la sacude.
Ella es muy apasionada.
--Tranquilo, para eso están las mucamas.
Constitución no deja que él se la sacuda, se la acaricia él. Rubén quiere sentir amor, deseo pero se siente muerto. Su verga no responde a las caricias de Constitución. Ella se agacha y la chupa.
--Ahora no es el momento… --dice él nervioso.
Constitución se levanta. Ya ha tenido sexo pero no tan bueno como el que le daba su esposo. Tiene ganas.
--siempre es el momento.
Se levanta. Lo va llevando a la cama. Él tiembla como un adolescente en su primera vez. Como siempre se bloquea.
--Lo siento, no puedo.
Y se siente humillado.
--No insistas. ¿No ves qué me hace daño?
Cada vez que él no le puede cumplir a su esposa se hunde cada vez más.
--¡¿¿y yo?¿¿crees que es fácil para mi?
Rubén mira a su esposa lloroso:
--¿me quieres dejar?
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